Ejemplo "manía" persecutoria – momentos progresivos y reaccionarios de una enfermedad.
La "manía" persecutoria es una enfermedad extremadamente generalizada; en el sentido más amplio es la enfermedad social por antonomasia. La palabra "manía" persecutoria no es más que una etiqueta la que demuestra la falta de comprensión de parte de los que la han inventado. Cuando alguien está viendo en todas o en casi todas las impresiones que experimenta en su entorno una amenaza contra su existencia, contra su "vida", y cuando además su fantasía está produciendo impresiones (alucinaciones) para las cuales no se pueden comprobar ningunas causas directamente identificables en el presente material, entonces es declarado paranoico o maníaco de persecución por los diagnosticadores médicos. Agorafobia (el miedo a atravesar plazas abiertas), fobia de puentes, claustrofobia (miedo a habitaciones repletas y cerradas), hipocondría (miedo al fallo del propio organismo), eritrofobia (miedo a enrojecerse), etc., son solamente manifestaciones particulares de la "manía" persecutoria. "Manía" persecutoria no es nada más que el reverso etiquetado, proscrito, discriminado, y difamado o la continuación de lo que se califica en el lenguaje popular de "desconfianza saludable". "Manía" persecutoria es el producto del hecho de que en la sociedad capitalista cada uno es objeto, y la "manía" persecutoria es una manifestación de la relación polarizada entre la vida y el capital, entre la materia orgánica, viva y la materia inorgánica, muerta.
Un aislado tiene angustia, se siente amenazado por "poderes" desconocidos, porque para éste la realidad social es impenetrable, le es ajena, porque está alienado de esta realidad y ella le es alienada a él: la condición de la sociedad capitalista es precisamente aislamiento e inconsciencia. El momento reaccionario de la enfermedad "manía" persecutoria es la inhibición que significa una paralización para el "maníaco" de persecución siendo objetivamente indefenso, aislado y alienado. Su momento progresivo es la protesta contra las relaciones dominantes de producción, las que el enfermo experimenta -absolutamente adecuado a la realidad- como algo hostil, incluso como algo que amenaza la vida. Tarea y función de la agitación deben ser: hacer que la realidad social sea comprensible para el enfermo y que su protesta sin rumbo fijo y paralizada se convierta en acciones colectivas de resistencia contra las condiciones sociales patógenas y destructivas.
La utilización destructiva, la explotación de la "manía" persecutoria como una enfermedad social se manifiesta en la movilización del momento reaccionario de la "manía" persecutoria por la pequeña minoría radical de los agentes y cómplices del capital que disponen de la totalidad del potencial material de violencia de la sociedad (armas, prisiones, tribunales, clínicas, hospitales siquiátricos, asilos, etc., etc.): XY-Zimmermann, histerismo con respecto a Baader-Meinhof, órdenes de búsqueda y captura, las instigaciones de la banda Genscher-Springer-Löwenthal.
El miedo de los dominantes (entonces su "manía" persecutoria) es por otra parte la reacción totalmente adecuada a la realidad al poder latente y constantemente suprimido a la fuerza de la población la que actúa de manera colectiva y solidaria; "sus mil miedos son vigilados de mil modos distintos".
Tanto el asilado como la masa amorfa de la población son objetos y no sujetos del proceso histórico.
El alienado, el manipulado, el perserguido, el "maníaco" de persecución son entregados sin defensa a las relaciones de producción objetivamente asesinas del "orden" social dominante. Entonces la "manía" persecutoria es una manifestación adecuada a la realidad.
Cuando en una conversación anodina en un bar el "maníaco" de persecución es preguntado por un desconocido por su procedencia y su dirección, el "maníaco" de persecución se pone nervioso y teme que su interlocutor sea un agente del servicio secreto. -En realidad hay muchos de esos agentes y mucha gente que trabaja, sin saberlo o por interés egoista, como informantes a favor de esas y otras instituciones estatales (otra vez "manía" de persecución). Cuando el "maníaco" de persecución come un arenque, se imagina que podría ser envenenado para enfermarle o para matarle, a él como persona. -La llamada contaminación del medio ambiente que resulta del capitalismo, que es hostil a la vida, es un hecho, una amenaza absolutamente real contra la vida humana.
O el "maníaco" de persecución tiene un poco de dinero o un lugar de trabajo. Tiene miedo de perder el dinero o su lugar de trabajo, o que alguien le robe el dinero o que un colega "mejor" obtenga su lugar de trabajo. -El poco dinero que tiene es su "documento de identidad", lo único que le permite comer, abrigarse, tener vivienda; el lugar de trabajo es la única posibilidad para él de "realizarse", de ganarse la vida. El dinero y el lugar de trabajo son para él su vida. -Pero hay penuria y miseria, por consiguiente hay ladrones. Y hay el principio de competencia por consiguiente hay egoistas sin escrúpulos. Y hay el capitalismo en el que los que no tienen dinero ni trabajo, son menos que nada y son convertidos en juguetes para los intereses dominantes; hay el capitalismo en el que el obrero enfermo, suprimido, explotado es robado continuamente por los grandes almacenes, por los bancos, los propietarios mediante los precios, intereses y alquileres; hay el capitalismo en el que empresas son cerradas, o "racionalizadas" sin consideración de las necesidades de los obreros.
El "maníaco" de persecución tiene miedo a ir al médico, tiene miedo al reconocimiento, a la terapia, a las inyecciones, a las operaciones, etc. – Antes del reconocimiento sus datos personales son registrados y también su biografía (anamnesis), tiene que presentar su documento de identidad como en la comisaría de policía, tiene que presentar su monedero (asegurado o no) como en la tienda de comestibles o en casa del suegro futuro, tiene que quitarse la ropa y permitir que le miren y le toquen igual que a una vaca en la feria de ganado, y tiene que aceptar la diagnosis igual que el acusado la sentencia del juez. Y luego llega la terapia, la condena: ya no debe fumar, ya no debe beber, tiene que aguantar que le pongan inyecciones que le duelen, tiene que sufrir operaciones, tiene que permitir que le quiten órganos o miembros. ¡Y nunca se enterará –ni durante el reconocimiento, ni después de la "curación"- del cómo y del por qué!
-¿Manía persecutoria? - ¡No, realidad!
O el "maníaco" de persecución se dirige a un periódico para sugerir a éste que escriba un artículo sobre sus necesidades y las necesidades de la sociedad. El periodista actua como un representante de intereses sociales. El periodista le dice cómo "uno" tiene que presentar su problema, le habla de presión de las circunstancias (Sachzwaenge), de la "opinión pública", de la clientela que inserta los anuncios y de los suscriptores a los que hay que tener en cuenta. Finalmente, si el "maníaco" de persecución tiene suerte, se publica a lo mejor un pequeño artículo en el que el "maníaco" de persecución no se reconoce a sí mismo ni a su problema. Le parece que ya no comprende al mundo. Y después se publica de repente un artículo largo escrito por un profesor o incluso por un ministro que dice totalmente otra cosa. Éste dice que el "maníaco" de persecución es un maníaco de persecución, que está loco y es un criminal y que "no puede ser tolerado y tiene que ser eliminado rápidamente". ¿Manía de persecución? ¡No! ¡Realidad!
O el "maníaco" de persecución se siente amenazado y perseguido por asesinos cuando vuelve a casa por la noche. Figuras oscuras le siguen secretamente. Pero no ha aprendido, ni en su casa paterna, ni en la escuela, ni durante el aprendizaje, ni en la universidad, que la sociedad capitalista se basa en asesinato, que "su vida" no es nada más que un producto residual de la acumulación capitalista, que el asesinato sistemático y frenado (gebremst), tal como se manifiesta en la enfermedad, es condición y resultado de las relaciones capitalistas de producción. Y no se ha enterado de que es perseguido y acechado día y noche, de que su casa está cercada por policías de paisano disfrazados de salteadores y de que las instituciones y las agencias del capitalismo tienen la intención de suprimir y matar cualquier impulso vital de los suprimidos y explotados por todos los medios, sea por un decreto ministerial, sea por la difamación pública, sea por la bala de una ametralladora de la policía.
¡El hombre o la mujer que tienen miedo de ser asesinados llevan razón! Solamente hay que explicarles porqué llevan razón. Entonces su miedo se convierte en un arma.
"Hacer de la enfermedad un arma"- éste
es el principio del SPK.
Tomado del libro
SPK
- Hacer de la enfermedad un arma