La cámara de gas

Las celdas de aislamiento llamadas "celdas para tranquilizar al encerrado" (sirven a lo sumo para tranquilizar a los médicos) en las cárceles, en los tribunales o en los manicomios, tienen que ser calificadas por sus efectos más exactamente como cámaras de gas. Se trata de un recinto de 2 x 3 m. de superficie, con ventana cerrada, que está vacío, aparte de un colchón en el suelo y el retrete. Por orden del médico la ventana, que se puede abrir sólo con una llave especial, queda cerrada durante todo el tiempo en el que el preso/paciente se encuentra en la cámara de gas. Si un preso/paciente tiene suerte, a lo mejor después de 7 días es abierta la ventanilla corrediza del "tamaño" de 20 x 50 cm., pero esto solamente si el preso/paciente se declara dispuesto a hablar con el médico. El preso/paciente está separado del aire y de la entrada de oxígeno que por lo demás se considera generalmente vital.

En particular:
La cámara de gas en las instituciones sucesoras iatronazistas es barata con respecto a su producción1 y su funcionamiento: el allí encerrado por fuerza "produce" él mismo el gas; en la parte no ventilada de la celda2 apenas respira oxígeno (O2), pero en cambio espira y añade dióxido de carbono, es decir aire viciado (así llamado ácido carbónico, CO2) al aire. El oxígeno (O2) es llamado en los libros de texto de fisiología en ocasiones también "materia vital" y el CO2 por el contrario "materia de la muerte".
        1"ventana...cerrada con cristal de plexiglás."
        2"...están ventiladas prácticamente las capas de aire a una altura de 1,80 m. y las de por encima, y solamente éstas."

El resultado: un gas3 "malamente mezclado" [las partes específicamente pesadas bajan, forman "capas" según sus pesos por litroa) (las partes importantes: CO2 abajo, por encima O2 en cuanto que lo haya, luego nitrógeno (N2), con una concentración más alta de CO2 y más baja de O2 comparada con la composición del aireb))].
Esta diferencia entre el gas y el "aire normal" se aumenta hasta la próxima mezcla (siempre insuficiente bajo las condiciones dominantes) con el aire viciado del talego en el caso de que se abriera realmente una vez la puerta de la celda de tal cámara de gas más allá del resquicio estrictamente necesario.

En el recinto no ventilado de la cámara de gas la presión parcial de oxígeno (pO2) corresponde a la de una altura de más de 3.000 m. sobre el nivel del mar,c) y d) mientras que la presión parcial del CO2 (pCO2) sube: rápidamente más allá de por encima del pCO2 del "aire normal" (referido al nivel del mar) de 0,2 torr. Pero en un tiempo previsible también por encima de la presión parcial del CO2 en los alvéolos pulmonares (pCO2(alv.) 40 torr), es decir más o menos un 5% de CO2 en el gas de inhalación.
 
3   "...se respira lo que baja según su peso molecular..."
a) Pesos por litro de diferentes gases en g/litro:
CO2 1,98; O2 1,429; N2 1,25; Helio 0,18; Neón 0,9; Argón 1,78; Kriptón 3,71;
pesos moleculares: CO2 44; O2 32; N2 28,012;
b) Composición del aire: (con una presión del vapor de agua de 20 torr y una presión del aire de 754 torr): O2 153 torr (21%); CO2 0,2 torr (0,03%); N2 y gases raros 580 torr (79%).
c) y d) H. Bartels, "Der Gaswechsel" (en Keidel: "Kurzgefaßtes Lehrbuch der Physiologie", p. 66, 1ª columna): "En alturas de más de 3.000 m. o con presiones alveolares que corresponden a tales alturas, se da un estado de ánimo característico (euforia de las alturas), que tiende a juicios extraordinariamente erróneos de la situación. Por eso en aviones con cabina abierta del piloto es de rigor llevar una máscara de oxígeno a partir de 3.000 m.")

Lo que significa esto para la ventilación pulmonar, puede uno imaginarse fácilmente: podemos deshacernos del CO2 contenido en los pulmones sólo en cuanto que el aire exterior (que hay que recambiar e inhalar) contenga una concentración más baja de CO2.

Por tanto el encerrado está con el "aire enrarecido" (escasez de oxígeno como en la cima de una montaña de al menos 3.000 m.) literalmente en el husmo más espeso.

Efecto inmediato de esta repentina escasez de oxígeno: la así llamada "euforia de las alturas"d)4 -debido a ella uno está impedido de comprender la gravedad de la situación, comparable con alguien levemente narcotizado o hipnotizado. Consecuencia: disposición elevada a caer en la trampa de provocaciones, etcétera.

        4 "...señales de una euforia de tintes orgánicos..."

Con la repentina escasez de oxígeno trata uno de arreglárselas automáticamente mediante:

    1. 
    la presión sanguínea en aumento y latidos crecientes del corazón por minuto [las células sensibles a la escasez de O2 cerca de la bifurcación de la carótida y el cayado de la aorta (arteria del "vientre" cerca del corazón) excitan a través de sus nervios las partes de la médula espinal prolongada que aumentan la tensión sanguínea y la frecuencia del corazón;
    2. 
    la concentración de los glóbulos rojos en la vía sanguínea aumenta un poco (los almacenes sanguíneos se vacían); además se desplaza un poco de agua desde la vía sanguínea a y entre los tejidos5. (Sólo en el caso de una "normal" composición del aire al tanto por ciento se mejora la capacidad receptiva de oxígeno en el sitio donde es necesario por más o menos un 5%);
    3. 
    la respiración crece.
                 5"...entonces se dice de parte de los normésicos: "más gordo" que nunca..."

La respiración crecida evidencia particularmente cómo la cámara de gas funciona como instrumento de exterminio.
La acción recíproca entre O2 y CO2 en el organismo humano -en general a través de una respiración crecida nuestro mejor "instrumento" de adaptación p. ej. a un repentino cambio de altura- dirige la cámara de gas en contra del torturado.
Nuestros tejidos, que toman parte activa en el metabolismo, cubren su demanda de energía a través de una combustión (más o menos) completa de las sustancias nutritivas convirtiéndolas en CO2 y agua. El oxígeno necesario para ello lo inspiramos del aire ambiental, el dióxido de carbono (CO2) (producido por el metabolismo en los tejidos) lo espiramos al aire ambiental. La composición de éste prácticamente no cambia por ello, siempre que haya ventilación suficiente. Respirando aire en condiciones de una "presión normal" (754 torr), entonces se apoyan mutuamente la recepción de O2 o bien la expulsión de CO2 en los pulmones, el transporte de O2 y CO2 por la vía sanguínea, la entrega de O2 o bien la recepción de CO2 de los tejidos hacia afuera. En la cámara de gas la composición de los gases inhalados distribuye de una manera forzada y perjudicial la interacción de O2 y CO2 entre varias funciones parciales de la respiración (en el sentido amplio) de tal manera que el transporte receptivo de O2 y el transporte expulsivo de CO2 se obstaculizan mutuamente, respectivamente en los pulmones, la sangre y en los tejidos.

Mediante un análisis sanguíneo fácil de realizar se podría demostrar que presos/pacientes, encerrados durante horas y días -¡algunas veces incluso durante semanas!- en esta cámara de gas, sufren daños más graves a consecuencia de una lenta asfixia interior. Los médicos responsables en las instituciones correspondientes no obstante se guardan de realizar tal análisis de gases sanguíneos.

A través de los pulmones se recibe el aire o bien el oxígeno -en cuanto que lo haya- que se combina con la sangre. A través de la acción combinada del oxígeno, el núcleo de hierro de los glóbulos rojos y los fermentos respiratorios en las células corporales se posibilita la respiración celular. La respiración celular se realiza esencialmente de tal modo que tiene lugar cambios de posición de los electrones. Los fermentos respiratorios (los fermentos respiratorios de Warburg, citocromos) son catalizadores químicos, donadores y aceptadores de electrones que aceleran los cambios de posición de los electrones en la célula. Si estos fermentos respiratorios a consecuencia del aprovisionamiento sanguíneo deficiente a través de la sangre reaccionan con otras sustancias, son destruidos porque cambian por eso sus propiedades químicas. Entonces ya no pueden cumplir su función como catalizadores para el proceso del cambio de posición de los electrones (respiración celular). Por consiguiente la respiración celular se retarda lo que tiene el efecto de una asfixia interior crónica-perniciosa. Los componentes del tejido fino, sobre todo los de los órganos interiores vitales, son por eso destruidos irremediablemente.

Esta asfixia interior es acelerada por el aprovisionamiento deficiente de oxígeno a causa de los "gases raros" ("Edelgase") que suben del rincón del retrete.

Desde que hacemos denuncias penales contra los médicos responsables a causa de las cámaras de gas, ningún médico fue incriminado ni una sola vez. En lugar de ello p. ej. en un manicomio (HEILanstalt) fueron instaladas por debajo de las ventanas "pequeñas ventanas" corredeizas que no se pueden abrir quedando por tanto también cerradas. El cubo de las heces que pusieron antes, fue sustituido por un WC instalado. Ambas cosas tienen sin embargo funciones a lo sumo "cosméticas" y representan una confesión de culpa de los médicos responsables. Las repercusiones en los presos/ pacientes siguen siendo las mismas.

La aplicación forzosa de muchos años de neurolépticos y psicofármacos en los manicomios y las cárceles conduce a una intoxicación interior adicional por lo cual entre otros también la función de la respiración pulmonar y de la circulación es dañada gravemente, en resumidas cuentas es incluso paralizada. De esta manera se acelera igualmente la asfixia interior mediante la destrucción de los fermentos respiratorios. La intoxicación por gas en las así llamadas "celdas para tranquilizar al preso", las cámaras de gas de hoy día, como p. ej. también en el antiguo centro de recogida Wiesloch, campo de tránsito para pacientes camino de las clínicas de exterminio durante el asesinato masivo médico-psiquiátrico en el III Reich (nombre de camuflaje: "T4", "14 f 13") y el envenenamiento por gas en las cámaras de gas en las clínicas de exterminio en el III Reich, se distinguen solamente por el hecho de que el envenenamiento en aquel entonces tenía como consecuencia la muerte en unos pocos minutos, y hoy -¡como consecuencia de la así llamada por los médicos "revolución neuroléptica"!- el proceso de asfixia dura años, quizá decenios.

Al preso/paciente se le encierra en un pequeñísimo recinto en el cual no entra ningún aire fresco, sino en su lugar los "gases raros" ("Edelgase") del rincón del retrete por los que el aire y en particular el organismo del encerrado, son apestados adicionalmente al perjudicarle además la función respiratoria con el tratamiento prescrito por el médico con neurotoxinas. Se le corta literalmente el aire. Se le impone, incluso conforme a las reglas del arte médico, condiciones alevosamente asesinas con el efecto de que se pudre vivo, es decir no sólo en el ataúd, y esto durante años y decenios, de forma crónica y a la manera de un baño alterno.

Todas las Asociaciones de los Perseguidos por el Régimen Nazi (VVN) se han declarado, en ocasión del juicio de vergüenza (así llamado procedimiento del tribunal de honor) contra el abogado de la enfermedad J. S., en sus resoluciones de protesta en contra de estas prácticas de cámara de gas. Han condenado enérgicamente sobre todo la negación de las prácticas de cámara de gas en el manicomio (HEILanstalt) Wiesloch por parte de ideólogos del "derecho racial" como el Prof. Dr. Dr. Leferenz y el Prof. Dr. med. Janzarik como escarnio de todas las víctimas del régimen nazi.

UW Huber, 1974