Los médicos son culpables de la epidemia mortal de polvo,
suciedad y otras porquerías: nubes de hollín y venenos, polvo en suspensión, pesticidas, herbicidas, insecticidas, agua contaminada, contaminación radioactiva, smog ... 

Los médicos son culpables por su posición de garante!

A la
Fiscalía de Viena
Landesgerichtsstr. 11
1080 Viena

Viena, 15.03.2005

Por la presente interpongo denuncia y presento querella, entre otras cosas por omisión de auxilio médico con resultado mortal de varios cientos de casos, contra

así como contra más médicos cuyos nombres tienen que ser investigados, médicos quienes como médicos oficiales o colaboradores de la universidad y expertos de la administración trabajan como asesores en y para el gobierno municipal de Viena.

Hechos:

Casi todos los días se lee en el periódico que especialmente en Viena desde hace mucho es necesario actuar urgentemente contra el así llamado problema del polvo fino en suspensión. Sin embargo sencillamente no se hace nada de nada. En su lugar a finales de invierno se publican nuevas estadísticas sobre el tema (véase a continuación), cuántas miles de personas mueren al año sólo por esta epidemia de polvo, suciedad y otras porquerías (Dreckepidemie) y cuántos niños y mayores enferman gravemente y padecen bajo el aire tóxico. En vez de leer una estadística uno también puede enterarse simplemente entre las familias y en los parvularios y podrá confirmar que existe un fuerte aumento de enfermedades de larga duración de las vías respiratorias en los niños. No por nada existe también ya desde hace mucho una resolución de médicos escolares en relación a los efectos corporales del tráfico rodado en los niños.

En vez de dejar por fin, de cortar todavía por más tiempo el aire a la población vienesa, son anunciadas nuevas investigaciones sobre quién es el principal causante de la epidemia de polvo, suciedad y otras porquerías (Dreckepidemie). Pero a los pacientes todavía hoy vivos, no les sirve de nada saber cuál es el peor, si el polvo de la industria, el polvo de las estufas de combustible casero o el polvo del tráfico. Además de la necesidad de medidas inmediatas se plantea especialmente también la pregunta de porqué después de todo pudo llegarse tan lejos. ¡¿Cómo es posible que año tras año miles de personas son matadas únicamente por una epidemia de polvo, suciedad y otras porquerías, sin que ni siquiera se haga algo?!

A esto responde el plan de reparto de asuntos (Geschaeftseinteilung) de la administración municipal (Magistrat) de la ciudad de Viena. Ahí se habla expresamente del grupo sanidad y hospitales, con la dirección sanitaria territorial, como consejeros y asesores de la ciudad en materia de asesoramiento por especialistas médicos a todos los posibles ámbitos vitales. Ahí no se habla sólo de una colaboración en general en la planificación urbana, sino que también se ha listado un montón de detalles en los que los médicos de manera decisiva están implicados. Así también está explícitamente regulado que los asuntos de la así llamada higiene del tráfico y medioambiente recaen en la competencia de los médicos oficiales correspondientes (véase el plan de reparto de asuntos (Geschaeftseinteilung) de la administración municipal (Magistrat) de la ciudad de Viena).

Los médicos responsables tampoco niegan en absoluto que hay muertos en masa a causa de la contaminación e infestación del aire. Por el contrario: por ejemplo el doctor Hanns Moshammer, médico de higiene y microbiología en el Instituto de Higiene Medioambiental, hace exactamente hincapié en un artículo en el diario Kurier sobre la relación directa entre la carga que supone el polvo fino (Feinstaubbelastung) y la tasa de mortalidad diaria. Por eso es necesario actuar urgentemente en Viena, se lamenta hipócrita y alevosamente. ¡Y eso que es él mismo, quien como médico de higiene, debería haber actuado desde hace mucho! Como médico está obligado, en virtud de la ley y del juramento profesional como médico, sola y exclusivamente a sus pacientes; jurídicamente: ¡Posición de garante! Por encima de todo tiene que ocuparse de que sus pacientes –en el caso presente éstos son todos los habitantes de la ciudad de Viena- no sufran ningún daño. Los políticos confían en el consejo profesional y experto de los médicos. Cuando éstos saben de las relaciones entre contaminación del aire y tasa de muertos y al mismo tiempo no hacen lo más mínimo para proteger a la población, entonces estos médicos tienen que ser perseguidos penalmente.

Un médico tiene que hacer todo para apartar daños y perjuicios de sus pacientes, para quienes según su cargo y función es competente. Pero si un médico oficial opina que él no puede imponerse contra los intereses particulares de la economía y política, entonces tiene que dimitir de inmediato de su cargo en la administración y entre sus colegas tiene que conseguir que con respecto a las condiciones existentes y dominantes del aire, tampoco ningún otro médico asuma la posición médica de garante para el gobierno municipal de Viena.

No en último lugar a consecuencia de los Procesos de Núremberg contra los médicos y de los asesinos médicos de la clase médica (asesinato masivo a pacientes) que llegaron a ser conocidos allí, están obligados desde entonces todos los médicos en todo el mundo, única y exclusivamente a actuar conforme al bienestar de los pacientes. Ningún médico desde entonces puede todavía excusarse y buscar pretextos con que sólo había actuado "cumpliendo órdenes". De esto, lo que hace médicamente, es cada médico mismo el único completamente responsable. En los años setenta del pasado siglo se estableció esto obligatoriamente una vez más para todos los médicos en todo el mundo, haciendo hincapié sobre que ningún médico puede ser obligado a la realización y ejecución de torturas. La ocasión para estas declaraciones de la Asociación Médica Mundial (Tokio 1975, Lisboa 1981) fue el hecho, que no se podía silenciar por más tiempo, de que en todo el mundo fueron los médicos quienes ordenaban y comandaban las torturas.

Un político local, un camionero, el gerente de una fábrica, todos ellos están dependientes de sus superiores y de sus instrucciones en un sistema de trabajo asalariado y recompensa. Un médico sin embargo, aún cuando es pagado como médico oficial por la administración municipal, como médico no está ni sujeto ni atado a ninguna orden de un patrón. El médico posee y desempeña la posición de garante para los pacientes (los habitantes de la ciudad de Viena). Esta posición de garante tiene que ejercerla con todos los medios necesarios y de ningún modo debe implicarse y participar en medidas de la administración que perjudican a los pacientes.

Todo lo que los médicos puedan poner en marcha, cuando les parece oportuno, se puede ver por ejemplo en sus acciones planeadas al estilo del Estado Mayor bajo el santo y seña "SARS", "gripe aviar", etc.: Arresto domiciliario de la población en los bloques de viviendas, cerco y bloqueo militar de determinadas y seleccionadas casas, cierre de empresas comerciales, estrecha cooperación internacional de los médicos y esto totalmente independiente del sistema político correspondiente (compárese p. ej. ley de epidemias, decreto de aislamiento así como promulgaciones para la cooperación entre médicos epidemiólogos austríacos y chinos).

No hay ninguna diferencia entre que por parte de los médicos una vez lo llaman "virus" y otra vez "partículas de polvo". Para los médicos es exactamente lo mismo. Los médicos mismos ya desde hace mucho admiten que el polvo entre tanto es lo bastante fino para llegar directamente hasta las vías sanguíneas y que ese polvo precisamente ahí ¡tiene el mismo efecto como un así llamado virus! Las partículas de suciedad y polvo llegadas a las vías sanguíneas por la inhalación del aire son respondidas por el cuerpo con las mismas reacciones como "bacterias, virus y otros intrusos, está reaccionando el sistema inmunológico del cuerpo", así los comunicados publicados de los médicos, presentados como informe de una investigación y precisamente sin consecuencia práctica alguna –excepto matar (¡!).

El caso presente es de máxima urgencia, comparable por ejemplo con un paro respiratorio del fiscal encargado. No es tarea de los tribunales entretenerse con qué sustancias particulares son en especial las más peligrosas, sino que hay que perseguir penalmente a aquellos criminales que a través de su así llamada actividad de peritos consultivos y oficiales dan y han dado con su permiso carta blanca para toda suciedad y porquería en el aire. La posición jurídica especialmente privilegiada, que distingue a la profesión médica de todas las demás, se muestra también en que un médico no es perseguido por lesiones corporales (como tales son definidos juridicamente como es sabido, los tratamientos médicos), pero sólo cuando existe el consentimiento del paciente. Una cuchillada en la garganta en caso de asfixia grave se llama entonces por ejemplo "traqueotomía de urgencia médica".

En qué medida todos –justamente también los gobiernos de aquí- confían en los médicos y su posición legal de garante, podía desprenderse y deducirse también de las reacciones del ministerio del interior tras la muerte de Cheibane Wague en el Parque de la ciudad de Viena (Wiener Stadtpark). Un alto funcionario del ministerio del interior admitió que la policía en el caso de la actuación oficial con resultado de muerte, en aquel entonces contra Markus Omofuma quizás no hizo todo correctamente, pero en esta ocasión (en la actuación oficial con resultado de muerte contra Cheibane Wague) no se podría hacer ningún reproche a la policía, ¡¡¡porque, dicen, que un médico ha estado presente!!! Y entretanto también el médico jefe de la policía, el Dr. Fous ha caído en el punto de mira de la justicia por ese delito de homicidio, no en último lugar porque es el que es responsable de los conocimientos médicos de los funcionarios que ejecutaron tal acción.

De ningún modo se ha cumplido con la obligación médica oficial de obrar con diligencia ni con la posición de garante, si con posterioridad algunos valores límites son reducidos o cuando uno se hace miembro de una asociación de médicos medioambientales. Un médico tiene que actuar en el acto tan pronto como tenga conocimiento de la amenaza contra sus pacientes por una epidemia (de suciedad y otras porquerías) con peligro para la vida. Ya sólo de los artículos de prensa adjuntos se deduce inequívocamente que la amenaza y el peligro agudos son conocidos por lo menos desde hace decenios. Si los arriba mencionados médicos oficiales y expertos y peritos de la administración hubieran cumplido con su deber médico, nadie habría tenido que sufrir de un aire en la ciudad totalmente inservible y no apto para la respiración y nadie habría tenido que morir. También aquí la causa de muerte: el médico.

A la denuncia penal se le tiene que dar curso por todos los fundamentos legales y de hecho.

(Firma)

Traducción:
PF/SPK EMF Espa

Redacción final: Huber
                             KRANKHEIT IM RECHT