Todas estas habladurías de los llamados
"especialistas" de la genética y de la "bioética" es una
tomadura de pelo, nada más que cháchara cuando todo ya ha
pasado, cuando ya ha ardido la casa. Para el momento de máxima alarma
ya es demasiado tarde. Ejemplo: Todavía hoy día se debate
en todas las comisiones de bioética si se debe permitir en el
futuro la intervención manipuladora en el llamado idioplasma.
Ya en el año 1997 los médicos producían en sus laboratorios
niños de tres padres biológicos mezclando los genes de tres
personas. Esto ya fue una intervención modificativa en el
idioplasma, es decir en aquellas células que se transmiten (según
el profesor médico August Weismann, 1892) desde Adán y Eva
en cada generación hasta el lejano porvenir. Pero al mismo tiempo
los "especialistas" geneticistas y de bioética han tomado el pelo
a la gente presentando al público mundial las "sensaciones", una
tras la otra, acerca de la oveja Dolly. Todo esto solamente para desviar
la atención del público y para mantener en secreto la intervención
ya hecha en el idioplasma. El sensacionalismo alrededor de la oveja Dolly
no es más que un globo de ensayo para probar las reacciones de un
público mundial engañado. Pero los juegos más bonitos
de laboratorio ya no son posibles cuando por ejemplo un profesor médico
portugués y premio Nobel, Egas Moniz (inventor de la incisión
en el cerebro, la llamada lobotomía), andaba con una silla de ruedas
después de sufrir mediante disparos la legítima defensa de
una de sus víctimas. Para casos semejantes como el de Moniz existen
hoy día las soluciones genotecnológicas: la clonación:
¡que los médicos las ensayen en carne propia! ¡Ellos
mismos como conejos de Indias en causa propia! Pero parece que éstos
todavía tienen alguna que otra reserva cuando se trata de ellos
mismos. En causa propia cambian de rollo. ¡Vaya!
Pero: Echando un vistazo a los ejemplos
de la historia de la medicina, nos quedamos con nuestro rechazo tajante
a estas "soluciones". Por las razones, véase más abajo.
2. Los fundamentos de la genotecnología son ocultados.
Todas las habladurías sobre las
"biotecnologías genéticas" y la "bioética" carecen
totalmente de fondo si no se clarifican sus fundamentos y sus condiciones
previas.
El fundamento de la manipulación
genética es el hecho de que vivimos todos en la situación
violenta y coercitiva de una sociedad de dos clases: la clase de los pacientes
y la clase médica. La clase dominante es la clase médica.
Las promesas de salvación por parte de las "nuevas biotecnologías"
engrasan la sumisión, la docilidad y el consentimiento. Los padres
siempre desean "lo mejor" para sus niños, todos quieren "lo mejor"
para sus allegados y sus amigos. Y lo que promete hoy día "lo mejor"
es la "prevención genética" y la "terapia génica".
Los deseos aparentemente personales de los padres y de todos no son nada
más que sucursales subjetivas de las necesidades socioeconómicas.
Estas últimas tienen su causa en el hecho de que la gran mayoría
no posee nada más que su mano de obra para sobrevivir, la cual es
una mercancía bastante perecedera, es decir enferma, porque el sistema
en el cual vive cada uno, le hace enfermo. La fuerza de trabajo requiere
ser reparada regularmente para poder competir en la lucha diaria de supervivencia.
Esta lucha diaria de supervivencia tiene lugar en un campo de gravitación
iatrocapitalista que consiste en la norma médica y las necesidades
del trabajo muerto acumulado = dinero y capital (iatrarquía). El
hablar de "consentimiento", de "confianza" o de "testamento vital", reduce
engañosamente la relación entre las necesidades socioeconómicas
de la lucha de supervivencia y las promesas de salvación de las
nuevas biotecnologías a una decisión privada de los más
débiles hechos dependientes, y todo esto para exculpar a la clase
médica de su responsabilidad. La ceguera social de parte de las
víctimas, fomentada por el parloteo de los genéticos y los
bioéticos, es en este caso moneda contante y sonante para la clase
médica dominante.
Las ilusiones sobre la terapia génica se han roto ya en gran parte y la responsabilidad se la atribuye a los pacientes con sus enfermedades resistentes. Esto será lo mismo tanto con la terapia génica como con la terapia ya existente. Cada enfermo, antes de someterse a determinadas terapias, tiene que firmar obligatoriamente una declaración con la cual da su consentimiento exculpando de esta manera a los médicos de toda responsabilidad. ¡Pero este truco sucio tampoco la protege de más y más ataques de parte de los pacientes! ¡Un primer paso: denuncias penales contra los médicos!
En vez de abolir las condiciones imperantes nocivas, tanto los médicos-geneticistas como los médicos de siempre adaptan a los pacientes - ¡y eso somos todos, también usted! - a estas condiciones sociales que les hacen enfermos. Y los de la bioética, ¿que hacen ellos? La hipocresía de la bioética y sus partidarios hace como si los más débiles tuvieran después de todo una opción en esta situación violenta y coercitiva. En todas partes donde se puede ahorrar gastos y maximizar ganancias se aplicará la selección genética = todo lo enfermo al desagüe. ¿Pero qué hacen estos "expertos" bioéticos y sus huestes profesionales en contra de ello aparte de eructar burbujas de aire? ¿Han opuesto ya su veto tajante? ¡Preguntadles si os dejan! Ya en un curso de verano en Baeza hace un año vaticinaron alegremente: "En materia de seguros y aspectos laborales la genética traerá discriminaciones" (¡!).
La industria más grande del mundo
es hoy día la industria sanitaria con sus redes, agencias y dependencias
que penetran e invaden con la norma médica todos los poros de la
sociedad (iatrocapitalismo). Y la industria de las nuevas biotecnologías
promete aumentar las ganancias para unos pocos hasta dimensiones nunca
alcanzadas, llevando adelante la genetización de toda la sociedad
y todo el planeta al convertir los antagonismos sociales, que se manifiestan
en síntomas y sufrimientos socialmente producidos, en un "defecto
genético" supuestamente individual y aislado. Ante todo esto los
geneticistas y sus huestes bioéticos, parloteando nimiedades, enmascaran
el hecho de que aquellos falsamente llamados "defectos genéticos"
son causados exactamente por los efectos destructivos de este sistema iatrocapitalista
de explotación. Las llamadas catástrofes de hoy día,
que se deben al afán de lucro a corto plazo en beneficio de una
minoría pequeña y siempre bajo los auspicios de la norma
médica ("valores límites"), se caracterizan por el hecho
de que sus efectos acumulativos y sus efectos a largo plazo sobre las víctimas
aparecen sólo en unas décadas. ¿Quién de las
víctimas de hoy con "su" cáncer, "su" leucemia, "su" Parkinson
etc. se acuerda todavía de los escapes radioactivos de alguna central
nuclear hace 20 años (periodo de semidesintegración: 10.000
años), de las dioxinas que se ha tragado con los alimentos durante
toda su vida? Ya lo hemos dicho: el único "defecto hereditario"
que conocemos es el iatrocapitalismo. La mala memoria de las víctimas
es el mejor aliado de los dominantes. - La única respuesta a todo
esto:
¡Actuar ya hoy día y ahora
en base a la enfermedad! ¡Es la fuerza de la enfermedad la que hace
derrumbar el sistema iatrocapitalista! ¡Tomar la enfermedad en nuestras
propias manos! ¡Crear colectivos de la enfermedad en pro de la enfermedad
y contra los médicos!
Todos - también usted, que está leyendo esto - saben que no aguantarían la rutina y el ajetreo diarios, el estar hecho polvo continuamente, las luchas competitivas cotidianas, la sumisión perpetua bajo los imperativos de un trabajo asalariado alienante, la lucha de todos contra todos -, que no aguantarían todo esto sin la esperanza del restablecimiento de una "salud", que no es nada más que una reintegración, una readaptación al proceso destructivo de producción y explotación que les ha hecho polvo. Todos están enfermos. Y la "salud" es un fantasma biológico-nazista que no dice nada más que el enfermo está en equilibrio con condiciones sociales nocivas y que colabora en su propia cosificación y destrucción = producción social de enfermedad. Para no olvidarlo: todo según la norma y el estándar médicos, los mejores posibles; así dicen. ¿Para qué? ¿Para quién, excepto para ellos mismos?
Como en el caso de cualquier otra terapia, la función de la "terapia génica" es el remendar la fuerza de trabajo enferma, para entregarla de nuevo al mismo proceso de producción y explotación que la ha hecho enferma (proceso de producción = proceso de destrucción de vida). Dicho en pocas palabras: Toda Medicina es Medicina laboral.
Acerca de todo esto se oye un silencio
parlanchín de parte de los autoconsiderados expertos de la bioética,
reduciéndose así a lo que son, a meros santeros del iatrocapitalismo
imperante y dando su bendición a posteriori a hechos consumados,
consumados por la clase médica y sus ingenieros génicos.
Estos bioéticos y sus huestes profesionales prefieren cuidar al
iatrocapitalismo del que viven, "cuidando humanitariamente" a las víctimas
cuando
todo ya es demasiado tarde. Todo humanismo es odio a la enfermedad
y explotación de la enfermedad. Pero ¡cuidado! ¡Cuidado
con la enfermedad!, es contagiosa. Enfermedad no es re-clin-ar,
ni guardar la cama, ni re-clin-atorio. Enfermedad es levantarse,
es protesta. ¡Hacer frente contra la clase médica!
¡Hacer de la enfermedad un arma revolucionaria de conocimiento y
de cambio!
3. Los médicos impiden la creación de la especie humana, que todavía no existe.
Cada uno lleva la enfermedad singular consigo para que ésta se haga especie humana. Pero los médicos manipulan la enfermedad singular para convertirla en dinero. Lo nuevo de las llamadas "nuevas técnicas génicas" es que con ellas la norma médica se atreve a erigirse en el principio generador de la especie ("Somos mejores que Dios", dicen ellos ). Pero la "especie" que los médicos crean es una especie de materia muerta, todo lo contrario de la especie humana. Hasta ahora la clase médica se ha limitado a reparar y manipular la fuerza de trabajo enferma, como por ejemplo la "cirugía clásica" recortando piernas, corazones, riñones etc., pero siempre en el cuerpo vivo. Mientras que la "cirugía génica" tiene que ver sólo con moléculas, probetas y con la banalidad química, de sustancias y células en un laboratorio clínica y asépticamente blanco, - nada duele, nada contesta, nada se resiste. La norma médica reduce nuestra existencia a una mera característica genética ("genes malos" / "genes buenos"), una cosificación que amolda en el sustrato material las formas de expresión también de lo vivo futuro. Al poder cambiar generaciones enteras según la norma médica los médicos y sus biotecnócratas ya no tienen que ver con cuerpos vivos, calientes, palpitantes y palpables de sus semejantes, sino con mera materia muerta en un microscopio abstracto. Una técnica que trata "vida humana" como una mezcla de moléculas proteínicas y un mero mecanismo programado (geno)técnicamente, no puede ver en el microscopio más allá de lo que ha proyectado en él: las cuatro letras de la secuenciación del "Genoma humano", su futura carrera y sus ganancias venideras. Como ya afirmó el profesor de genética y premio Nobel Joshua Lederberg: "Desde su fenotipo el hombre consiste en una determinada sucesión molecular, de 180 cm de largo, de átomos de carbono, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno y fósforo - esto es el largo del ADN".
Con el filósofo G.W.F. Hegel nos preguntamos cómo se puede hacer terapia con carbono, nitrógeno etc., sustancias inorgánicas y muertas, sin matar a cualquier organismo vivo. Porque el proceso de la vida consiste exactamente en el hecho de que el sujeto vivo es capaz de poder soportar la irrupción de lo exterior (como víveres, aire, también impresiones sensoriales etc., en total: todos los efectos patógenos del iatrocapitalismo) en su vitalidad, de superar este exterior, de hacérselo suyo, de incorporarlo en la unidad de lo vivo. Lo que está incorporado por lo vivo, ya no se puede abarcar y concebir según las leyes de la materia inorgánica y muerta. Pero si tratan a los pacientes no obstante con materia muerta (carbono, oxígeno etc.) en forma de medicamentos o remedios genotécnicamente fabricados, añadiendo al organismo vivo cuantitativamente materias que faltan, el sujeto vivo es metido y arrastrado en lo inorgánico de la materia muerta, del campo de gravitación iatrocapitalista. Una especie humana nunca saldrá de todo esto. "Una vida ya muerta es matada por segunda vez" (Hegel. Para quien se interese y quiera profundizar más: nuestra teoría está más allá del método dialéctico de Hegel: es la diapática).
Terapeutizar = matar a la especie humana
antes de que ésta exista.
Terapia génica = asesinato de
la especie humana una vez más y para siempre.
Por eso: ¡Los laboratorios genéticos
y todo lo que está relacionado con ellos, al vertedero, pero sin
reciclaje!
¡Los chapuceros de los laboratorios
genéticos, y ahí no hay otros, como basureros en causa propia,
pero en todo caso bajo control permanente por parte de los pacientes!
Para empezar, esto ya es algo.
En caso de que todo esto le parezca a alguien demasiado serio y demasiado crítico, le recordamos otra vez a Hegel: Cada crítica, cada superficialidad, cada ironía que no se esfuerce en comprender y concebir cualquier asunto desde el lado de su seriedad, es como ironía, superficialidad y vanidad, cosa de un sujeto hueco, podrido y perjudicial para todos; en pocas palabras: Donde la clase médica ya ha puesto en obra su complot frío contra la especie humana, antes de que ni siquiera el pensar en la especie humana haya tenido la ocasión de ser realizado, arraigándose éste en los demás de una manera tan amplia como adecuada, allí definitivamente ya no se puede estar para bromas.
Por desgracia para la clase médica todavía no está registrado genéticamente el último indígena del Gran Chaco o de los bosques tropicales del Amazonas. Este objetivo se había propuesto ya para el año 2000 un gobierno-en-la-sombra por parte de la clase médica mundial (en forma de un Consejo Mundial de Genética, véase el congreso "Man and his Future" en 1962). Pero quién pregunta hoy día por las muchas personas que son víctimas de los hechos consumados, ya desde hace mucho, del doble asesinato ("Una vida ya muerta es matada por segunda vez", véase arriba).
Cada uno lleva la enfermedad singular
consigo para que ésta se haga especie humana. Pero los médicos
manipulan la enfermedad singular para convertirla en dinero.
4. Quien quiera vivir
en estos tiempos tiene que crear la especie humana haciendo de la enfermedad
un arma (muß kränkend Gattung schaffen).
La especie humana se
anticipa en toda enfermedad, porque no quiere perderse (Die Gattung will
sich nicht verpassen).
Lo que sabemos con seguridad es lo que nosotros mismos en este sentido ponemos en obra desde 1965. Hablamos sobre ello. Aquí algunos hechos ya hechos.
El estar en pro de la enfermedad arrebata al médico la enfermedad, la cual es pretexto de cada tratamiento, de todo etiquetado y aislamiento, de toda exclusión, de todo terror diagnóstico y terapéutico en el nombre del fantasma "salud". El principio en-pro-de-la-enfermedad es el único arma eficaz en contra del genocidio genético.
El estar en pro de la propia enfermedad y no en contra de ella, propagar la propia enfermedad en vez de esconderla, es el primer paso: autoestigmatizarse como paciente.
Autoestigmatizarse como paciente relacionado con el concepto de la enfermedad, aplicar el concepto de la enfermedad a todo y a todos.
Junto con los demás en confrontación contra todo lo médico: colectivos de pacientes, frente de pacientes.
Nosotros, FRENTE DE PACIENTES / COLECTIVO SOCIALISTA DE PACIENTES, PF/SPK(H), hacemos esto desde hace más de 35 años.
Las preguntas sobre las operaciones, el problema ¿Qué-hacéis-vosotros-cuando-uno-se-ha-fracturado-una -pierna?", solucionadlo mediante control por parte de los pacientes, el resto mediante iatrocidios (fuerza potenciada, más bien: patenciada, es decir, fuerza de la enfermedad). Y cosas como las prótesis, si las hay, utilizadlas como muletas contra los médicos en caso de que os parezca que todo es demasiado tarde ya (muletas: pastillas, jeringuillas, marcapasos, caderas artificiales, gafas), en pocas palabras: también en estos casos patopráctica en vez de prótesis.
¡Cada niño, ya sea tan monstruoso, "subnormal", "débil" o lo que sea, es bienvenido como niño deseado de la especie humana que queda por crear urgentemente!
¡Tan sólo la realidad iatrocapitalista tiene derecho a ser ayudada a morir!
¡Hacer de la enfermedad un arma revolucionaria!
Quien quiera vivir en estos tiempos
tiene que crear la especie humana
haciendo de la enfermedad un arma.
La especie humana se anticipa en toda
enfermedad, porque no quiere perderse.
Wer jetzig Zeiten leben will, muß
kränkend Gattung schaffen
Sie scheint in jeder Krankheit vor,
sie will sich nicht verpassen.
COLECTIVO SOCIALISTA DE PACIENTES / FRENTE
DE PACIENTES
SPK/PF EMF español
Apdo. 7284, 41005 Sevilla, España
Internet: http://www.spkpfh.de
Universidad
Internacional Menendez Pelayo, UIMP =
Universidad Impositora del poder
Médico contra los Pacientes
El Frente de Pacientes/Colectivo Socialista
de Pacientes repartió ayer en la Universidad Internacional de Santander
252 hojas de información contra la manipulación genética
con el título: Ni galgos ni podencos, sino: HACER FRENTE CONTRA
LA CLASE MÉDICA. En defensa de los intereses de la clase médica,
la UIMP vio en peligro su "apuesta por la sanidad". La Universidad hizo
expulsar a los pacientes de frente por súbditos universitarios uniformados,
con los gritos: "Fuera, fuera, fuera...". La "apuesta por la sanidad" significa
entonces: apuesta por la clase médica y contra los pacientes.
Y
pacientes son todos. Uno de los temas de esta semana en la UIMP es la "Relación
Clínica". El incidente ha demostrado que la universidad entiende
como "relación clínica" lo siguiente:
1.
Clínicamente limpio de pacientes.
Los pacientes son los que están de más.
Ayer, lunes 23.7.2001, la Universidad Internacional de Santander ha puesto en evidencia lo que realmente es: La Universidad Impositora del poder Médico contra los Pacientes (UIMP).
La universidad, también la UIMP, es financiada por todos a través de sus impuestos. Todos están enfermos, cada uno paga sus impuestos para el seguro de enfermedad en forma de cargas sociales. La universidad emplea este dinero y sus medios en contra de aquellos de los que vive. Pero esto puede hacer la universidad sólo en cuanto la población enferma, que paga los impuestos, tolera todo esto. ¡Pero pacientes - y esto es usted y usted y todos - no toleren todo esto más tiempo! Por el contrario, ¡HACER DE LA ENFERMEDAD UN ARMA REVOLUCIONARIA!
COLECTIVO SOCIALISTA DE PACIENTES / FRENTE DE PACIENTES
Apdo. 7284, E-41005 Sevilla, España