Cayó el programa de la clase dominante iacker

Retraslación de transparencia de nuestra traducción inglesa del prólogo de Jean-Paul Sartre para SPK - Aus der Krankheit eine Waffe machen (SPK - Hacer de la enfermedad un arma).
(Con añadidos del editor, parciales pero imprescindibles en el interés de clase de la clase de pacientes en confrontación y siempre en el rumbo de colisión).

Estos textos serán incluidos en la edición siguiente de SPK- Hacer de la enfermedad un arma.

No como otros, nosotros no tuvimos que correr tras de Sartre. Apenas tenía, en aquel entonces con 67 años, el manuscrito mecanografiado alemán delante de sus ojos, su debilidad visual estaba olvidada. En el acto se ponía al trabajo, no paró y escribió el prólogo. Tampoco después ha parado. Tampoco con viento en contra ni de lejos huele este proceder, ni para los sin olfato ni para los sin paladar ni gusto, a un servicio samaritano y ni mucho menos a un dictamen de complacencia. A través de contactos telefónicos con los abogados del SPK ha respaldado y fomentado durante las siguientes vacaciones universitarias las jornadas de varias semanas en la universidad de Heidelberg, de gente de toda Europa apoyando al SPK. Así por ejemplo, Sartre -siempre alerto y crítico- ha disuadido a los a veces más de mil participantes de las jornadas de llamar a su congreso tribunal. Sarte:"Tendríais que ejecutar vuestra sentencia contra los culpables y ya les especificáis por sus nombres en vuestro libro. Donde esto no es posible, hacéis en realidad una enquête (contra-investigación) pero por el momento todavía no un tribunal".

Sartre era sobre todo un activista, un activista parcial, un activista que tomaba partido del lado únicamente correcto y su intelecto era cualquier cosa menos de intestinos cortos. Lectores, literatos, hasta traductores deberían tomar esto muy en cuenta, sobre todo en vista de su discurso a los camaradas (a saber y por supuesto pacientes de confrontación), en lo siguiente como traslación com-parando [ver-gleichend] contrastando y completando la impresión facsímile del autógrafo [ver-gleichender Gegenwurf zum Faksimile-Druck des Autograph].

Por lo demás parece que en las editoriales quisieran "tratar a/negociar con (be-handeln) otro perro muerto" más, en palabras de Karl Marx (véase prólogo a "El Capital"). Si Marx se ha referido en aquel entonces con encomio a la dialéctica de Hegel, entonces habría que remitirse, concerniente a Sartre, más allá de su dialéctica (878 páginas) a todos aquellos de sus textos que tienen como sustancia y sujeto la enfermedad, la especie humana utopática (según Sartre: "madre", ciertamente en una proyección abstractificante hacia atrás. ¡Qué significante estrecho en tiempos estrechos!). A esto, desde el punto de vista tanto editorial como de las necesidades y de las calamidades [verleger- und verlegenheitstechnisch], no se puede esperar en absoluto [nichts abzuwarten]. Es que todo hedor sopla del occidente ultramarino, ex occidente foetor, pero ex oriente -después de un poco de luz de efluvio de la materia dialéctica- lo mismo. ¿Hacerse el sepulturero redaccional? en este juego de mierda no participamos. Ni en "Konkret" ni tampoco en Gallimard. Y el tratamiento CURAtivo (HEILbehandlung) no sirve, porque los perros muertos tal como los textos enterrados, textos del contexto general de la revolución nueva en virtud de la enfermedad, no necesitan ni en lo más mínimo un tratamiento CURAtivo (HEILbehandlung).

Traducciones de manos ajenas están sujetas a nuestra restricción jurídica. Quien tema, sobre todo también como científico, consecuencias penales y civiles, tiene en nuestra versión inglesa y su retraslación al alemán la actualmente mejor medida y consejero.

P.D.:
También Werner Heisenberg, padre de la bomba de Hiroshima, ha contactado una vez al SPK. Estaba totalmente contrito.
Al contrario: Idiotas y cagones de los medios subrayan todavía hoy contra Sartre la óptica totalmente distinta de la real -y únicamente dominante clase médica y sus alguaciles estatales y policiales en la megasecta normésica.

Werner Schork ha dado testimonio del SPK a Sartre. Cuando los rememoro, están presentes.


 

17 de Abril de 1972

Queridos camaradas:

Con el mayor interés he leído vuestro libro. A la antipsiquiatría habría que radicalizarla a fondo. Vuestro libro lo haría posible. Pero esto sería solamente lo de menos. Lo que importa realmente lo he encontrado en vuestro libro. Porque se basa en un trabajo práctico coherente y continuo cuyo fin es el abolir todos los métodos terapéuticos en el trato con enfermedades mentales. Es que también todos los demás métodos terapéuticos no son sino así llamados métodos curativos y por principio y desde el comienzo no aciertan en absoluto en el presunto objetivo.

Si trato de resumir el conjunto correctamente, entonces entendéis con Marx por enfermedad alienación, porque la alienación ya por sí sola es la característica general de una sociedad capitalista. Habéis muy bien hecho en eso y con buena razón que abarcáis, elaboráis y trabajáis todas las enfermedades primeramente como productos de alienación capitalista.

Así pues fue Friedrich Engels quien en 1845 hizo constar bajo el título "La situación de la clase obrera en Inglaterra" que a través de la industrialización capitalista se ha creado un mundo "en el cual solamente aquella clase (Sorte) de seres humanos que ha sido deshumanizada y degradada, puede sentirse en casa. Y esto tanto bajo el punto de vista intelectual como con respecto al conjunto corporal de sus costumbres. Esa parte de seres que puede sentirse todavía en casa conforme a todo esto, a esa parte de seres la han bajado y han degradado al nivel del reino animal, pues esa parte de seres no sólo está sino que es enferma bajo consideraciones médicas, es decir es físicamente mórbida."

Engels por lo tanto se refiere siempre al conjunto de esa parte de seres que no sólo está sino que es afectada sin excepción alguna por la enfermedad, porque esa parte de seres, atomizada por fuerza en seres singulares, ha sido y sigue siendo mutilada continua y sistemáticamente en los seres inferiores, -y esto tanto exterior como interiormente. Son las violencias atomizantes del sistema las que llevan a cabo todo esto. Esta enfermedad puede ser concebida, en el sentido de un objeto totalizante incluyendo la totalidad de todas las enfermedades [Gesamtgegenstand], como un único daño grande que ha sido causado, y siempre de nuevo, a los trabajadores asalariados afectados todos ellos en total por enfermedad. Al mismo tiempo esta vida dañada es la rebelión visible contra la totalidad de este daño que les ha reducido, con o sin conocimiento suyo, a este estatus de objeto. Aunque las condiciones y relaciones sociales hayan cambiado a fondo desde 1845, pero la alienación como tal sigue siendo todavía la misma, tanto hoy como en aquel entonces. Esto seguirá siendo así mientras el sistema capitalista siga en pie. Es así porque -como decís- la alienación es condición y resultado de todo actuar capitalistamente en el sistema capitalista. La enfermedad es -como decís- la única forma posible y el único camino posible para vivir en el capitalismo. Es verdad que también el psiquiatra, un trabajador asalariado, es un enfermo como todos los demás y nosotros mismos. Pero lo que al fin y al cabo le destaca por encima de todos los enfermos y de todos sus semejantes, es única y exclusivamente el hecho de que la clase, en la cual domina, le ha pertrechado a él y a sus semejantes con todos los arsenales de poder para hacer encerrar o/y trabajar asalariadamente a los miembros de la clase oprimida. Y no hace falta en absoluto tomar en ponderación que el tratamiento, incluso la "curación", nunca puede hacerse señor de la enfermedad, ni mucho menos en el sistema dominante. Todo tipo de terapia, que es de todos modos solamente una tal así llamada, es en realidad la reparación de la capacidad de trabajo, y nada más. De una manera u otra sigues siendo un enfermo.

En la sociedad establecida existen entonces dos tipos de gente: o uno está adaptado o uno está, bajo la norma médica, sin norma y sin valor. Entre los adaptados existen otra vez dos partes, ambas igualmente sin llamar la atención pero enfermas aunque sin tener conciencia de eso: el médico, si no es al final y como última etapa el psiquiatra, exhibe a uno de los dos tipos de estos enfermos al público como prueba de que éstos cumplen la norma y son valiosos. Son aquellos enfermos cuyos síntomas y padecimientos cuadran con la producción capitalista. La segunda parte de los enfermos adaptados son aquellos cuyos síntomas y padecimientos fueron readaptados por fuerza con medios terapéuticos-terroristas a la producción capitalista.

Pero los demás, éstos son los enfermos sin norma y sin valor (enfermos enfermos, krank-Kranke), los que por una revuelta sin rumbo fijo son incapaces para hacer el trabajo asalariado iatrocapitalista, una revuelta sin rumbo fijo que sólo llega a aparecer en ellos: perturbadora, asquerosa, fea, siendo esa revuelta aguafiestas, signo de fracaso, "en el mejor de los casos" dolorosa y lamentable. Este trabajador asalariado enfermo hace el transcurso [durchlaeuft] luego como paciente, de médico en médico, las reacciones en cadena entre médico-y-médico de ser diagnosticado [y ni siquiera hace falta un diagnóstico expreso, con esto ya son más cautelosos, es decir son más recatados-astusiosos (gescheit-gescheut)]. Es decir: hace el transcurso [durchlaeuft] a través de la cadena de significantes, él mismo el significado sucesivo, en las palabras de Jacques Lacan que también yo utilizo aquí, porque en la cadena de significantes cada significante tiene como "asunto" [Gegenstand] solamente a otro significante al cual el significante apunta mecánicamente, con un curso inevitable guiado por raíles del habla y con gran diseminación, también en niveles así dicho inconscientes, pero con lo cual nunca dan con el significado al que se refiere presuntamente -como suponen todos como si tal cosa- nunca con el "asunto" real del juicio [Urteilsgegenstand], es decir: con un "asunto" cualquiera, puede ser una vez también un paciente*. Si el paciente ha hecho el transcurso a través de esta cadena de significantes deslizadora y resbaladiza [Abrutsch- und Ausrutscher-Signifikantenkette], entonces aterriza finalmente en el psiquiatra (un efecto fulminante averiguable sólo estadísticamente pero no calculable -exactamente como en el caso de una bomba atómica), aterriza por lo pronto en lo psiquiátrico, bastantes veces ya en el acto o como estación terminal. Se trata -bien entendido- en el caso de esta segunda categoría de enfermos de los que son la revuelta sin rumbo fijo porque han sido incapacitados por su revuelta sin rumbo fijo para hacer trabajo asalariado capitalista.

*
Citado, escrito (scrivere é uccidere, A. Verdiglione), olvidado. [Aufgerufen, abgeschrieben, totgemacht.]
Convocado, desahuciado [ab-geschrieben] y registrado viene el paciente significado por la puerta de la consulta y tiene su final, su morir, ya consigo, por lo demás como cualquier otro objeto también (elefante, árbol, barrera ...). Por eso: escribir es asesinar. Quien ofenda con enfermedad está en el derecho.
La enseñanza de significantes tiene su dialéctica particular. Todo jaleo alrededor de la tecnología génica, que sólo es modernista y nada más, no cambia nada en esto, cuando la enseñanza de significantes despliega en relación con la enfermedad su fuerza de percusión, como en lo presente en Sartre.
PF/SPK

Este policía, a saber el psiquiatra, les echa primera y automáticamente, es decir sin intervención especial, fuera de todo contexto de la ley al negarles a los pacientes llegados a él por ejemplo por traslado o como en la mayoría de los casos a través de otro policía, primeramente el derecho a recurrir a las leyes más simples y más elementales. Por supuesto el médico/psiquiatra es el cómplice de las violencias atomizantes y despedazantes por estar totalmente vinculado y comprometido en ellas. Saca picoteando los casos singulares y les aísla como si éstos -porque se manifiestan al nivel corporal o social como perturbadores y como revoltosos- tuviesen ellos mismos la culpa de estas molestias y turbaciones y de su desgracia y de todas las desgracias en torno suyo. Entonces colectiviza a estos pacientes, les convierte en una colección* de los que le parecen semejantes entre sí, y sea solamente en una única particularidad la cual saca de su interior como una calidad atributiva (Anmutungsqualitaet en el sentido de Husserl, véase también bajo phainomena) que a él le parece conveniente, para incrustarla "sutilmente" en una característica diagnóstica específica. Y ahora continúa la observación celosa [im eifrigen Verfolg] de sus distintos comportamientos después de que el psiquiatra haya relacionado todos estos efectos suyos alternando uno con el otro así que supuestamente le salta de un golpe a los ojos la unidad de sus nocividades (nosología) en las cuales se basa aquella supuesta unidad. Al fin y al cabo les tiene, a estos artefactos suyos, por las enfermedades mismas porque ya antes ha buscado y encontrado -clasificando y diferenciando, se sobreentiende- un cajón oportuno para todo. La persona enferma como tal está sacada ahora fuera de sus relaciones sociales y personales y aislada como un átomo y está arrojada detrás a una categoría especial (esquizofrenia, paranoia, etc.). De este modo el enfermo aislado y atomizado puede verse arrojado detrás a una categoría particular y al mismo tiempo en "sociedad" con otros pacientes, con algo supuestamente parecido. Sin embargo no puede llegar, por supuesto, a mantener relación social alguna con estos otros pacientes porque cada una de estas personas es -desde la óptica del psiquiatra- sólo el ejemplar idénticamente igual de la una y misma "psiconeurosis"**.

*
un colectivo. Muy utilizada por la clase médica de hoy es la expresión colectivo de pacientes para un objeto de investigación, y ya Martín Lutero había deseado ardientemente un colectivo de pacientes para el médi-culo o como él dice y escribe: para el SALVAd'or (HEILand). Tanto éste como el otro "colectivo de pacientes": todo para el médi-culo.

**
Confrontado con todo eso por Huber al director psiquiatra Walter Ritter von Baeyer no le quedaba nada más que reclamar un cierto mandato de la sociedad de encarcelar a los pacientes y que reclamar los límites que opone el Estado en contra de cambios necesarios. ¡Viva el contrato social! ¡Viva la revolución! (¿Qué revolución?). En las palabras del director: "No puedo echar piedras en ventanas." Huber: "Pero yo sí, y más y más, la necesidad siendo la más comprobada." El director se huyó y casi se rompió su cabeza en los vidrios de la puerta. En casos parecidos para sus pacientes -huyendo de electrochoques- han resultado fracturas en la base de la cabeza. ¿Es más fácil ser director o asesinarse como director?

Todo por el contrario de todo esto, vosotros habéis conseguido vuestra meta y os habéis propuesto enfocar y cambiar los hechos colectivos que son la base de todo ello, más allá de las múltiples apariencias: todo esto está relacionado y ligado estrictamente con el sistema capitalista porque el sistema capitalista convierte a todos en una mercancía y como consecuencia de ello a los trabajadores asalariados en cosas (transformación de los trabajadores asalariados en la alienación y en la cosificación en cosas y objetos). No tengo que explicaros, y esto está totalmente claro para vosotros, que el aislamiento selectivo de gente enferma solamente continúa y refuerza su atomización. De la misma manera está claro también para vosotros que esta atomización empieza ya al nivel de las relaciones de producción. Del mismo modo habéis aclarado ya en lo práctico que pacientes que hacen la pregunta de construir una otra sociedad en su conjunto, tienen que crear en primer lugar una comunidad que se agita mutuamente, en pocas palabras: tienen que crear primero un colectivo socialista de pacientes. Esta pregunta surge en primer lugar de la oscuridad de su revuelta en la enfermedad misma (ya siendo protesta sin rumbo fijo).

Vosotros os negáis con razón a ver en el médico y el paciente, ambos enfermos como cada cual, dos personas distinguibles: porque en realidad y consecuentemente fue ya así desde hace siempre, que por la distinción entre médico y paciente el médico se ha convertido en el único significante [excursus: significante: dador de sentido, intérprete, significador, indicante, a-divina-dor (Bedeuter, Be-deuter) y al fin y al cabo el superius maximus, es decir: the most important person [der Bedeutendste] por antonomasia; Sartre conoce por supuesto la historia de una tradición entre tanto milenaria del par de definiciones significante y significado que consta por primera vez en la filosofía de los estoicos, a continuación en Aristóteles, más tarde en el suizo de Saussure y el checo Jakobson y no en último lugar en Lacan, y Sartre sabe de sobra según el susodicho texto, que en ninguna otra parte se deja ejemplificar mejor la dicotomía devastadora y la división en clases antagónicas entre médico y paciente que en la maquinaria significante-significado la cual amuela y aplasta al paciente hasta convertirlo en una cosa absolutamente irrelevante y alza sea al médico, sea al psiquiatra a la clase de dioses; porque: es el médico al mismo tiempo filósofo -así hace ya saber la escuela estoica- entonces llega a igualarse a Dios. En otras palabras: por encima de este significante se supone a lo sumo el cielo, más alto ya no es posible, tampoco hoy ni en el porvenir, y la caída de la clase médica ya figura desde hace mucho en el programa.
Hay que añadir que el paciente sin derechos y aislado como enfermo es en su enfermedad singular el único significado por antonomasia, el objeto expuesto sin amparo a toda determinación ajena [significado = cosa indiferente, cargable arbitrariamente, funcionalizable a través de y con interpretaciones y significaciones que tienen efectos como una llave doble de policía (polizeidoppelgriffige Bedeutungen) y para los fines e intenciones de la persona significadora, a saber el médico o psiquiatra]].

Todo por el contrario de esto: el médico y el paciente son una unidad dialéctica, una unidad dialéctica que es la base de todos, a modo de una raíz. Si los pacientes han entrado una vez en contacto grupal, entonces en el núcleo de esta relación dialéctica y según el tiempo y las circunstancias, el momento progresivo que impulsa hacia adelante será uno u otro paciente repectivamente, y esto a medida que los pacientes insistan en el momento reaccionario de su enfermedad o que consigan una idea plenamente consciente (Hegel, Spinoza) de su revuelta y de sus intereses y sentimientos verdaderos que están oprimidos, destruidos y torcidos por la sociedad capitalista existente. Es una necesidad para los pacientes el colectivizarse y el crear colectivos. Esta necesidad es la consecuencia de su comprensión de que más allá de sus enfermedades singulares distintas la enfermedad como tal es la contradicción fundamental en cada uno de ellos (como para añadir: enfermedad como tal es la contradicción fundamental entre enfermedad y capital, la contradicción principal es: clase de pacientes contra clase médica). La otra comprensión consiste en que cada uno es al mismo tiempo significador y significado, pero en el colectivo de pacientes verdadero es determinante, decisivo y significativo a medida de la enfermedad únicamente la revolución nueva en virtud de la enfermedad. Tienen que crear colectivos ya sólo para llegar a estar en condiciones de tomarse en consideración [in Betracht zu nehmen] encontrándose y de reconocerse mútuamente unos a otros. En esta propia luz suya se ponen los unos a los otros a la luz correcta pudiendo poner al descubierto, distinguir y mantener separados los momentos reaccionarios y progresivos respectivos. Un ejemplo del momento reaccionario es la ideología burguesa. Los momentos y elementos progresivos consisten todo por el contrario en el reivindicar y anhelar una otra sociedad en la cual el objetivo más importante y más alto es la especie humana todavía pendiente de crear pero ya no las ganancias y beneficios. No cabe duda alguna de que colectivos de esta índole nunca jamás puedan tener interés por su "curación" [Heilung], ni mucho menos que la tengan alguna vez como su objetivo. Esto es así porque el capitalismo produce las enfermedades singulares en todos y en cada uno. Y porque la "curación" en lo psiquiátrico por los médicos de la cabeza y del diafragma [Seelenaerzte*], los médicos especializados y médicos generalistas no significa por lo general otra cosa que el intento de reintegrar a la gente enferma en la sociedad enferma existente. Es decir, que colectivos de esta índole tienen todo por el contrario que luchar con todas sus fuerzas corporales para que la enfermedad consiga su pleno desarrollo y despliegue. Se trata por consiguiente de potenciar a la enfermedad cada vez más y de llevarla a su extremo, es decir al punto en el que la enfermedad llegue a ser una fuerza revolucionaria. El medio y la herramienta para ello es el colectivo con su concienciación colectiva.

*
Según los griegos antiguos el diafragma siendo el lugar donde vive el ánima inspirando y expirando.

A mí me ha alcanzado el encuentro con el SPK como el rayo proverbial al alma natural (Hegel). La impresión arrolladora que me ha hecho el SPK consiste en el hecho de que los pacientes libres de individuos médicos, es decir sin un polo significador, han descubierto y sacado a la alborada y a la llena luz caliente y calenturienta, -en medio de lo Otro existente en lo cual no existen cosas por el estilo-, relaciones de un modo similar a la especie humana al apoyarse recíprocamente en captar con una claridad plenamente consciente su situación y sus circunstancias. Se miran el uno al otro con una atención indivisa y altamente atenta en un encuentro en el que uno está enfrente del otro. Y eso significa que actúan como seres subjetivos libres, como una unidad dialéctica de significante y significado. Mientras que en toda la psiquiatría moderna es así -caso modélico psicoanálisis- que, quien esté enfermo, nunca llega a mirar a nadie a la cara; porque los médicos -otra nulidad prehumanoide- están sentados detrás de ellos y rondan a espaldas de ellos. En todo esto ya están lo bastante saturados y ya tienen bastante trabajo con tomar nota de todas las expresiones, palabras y los sentimientos de los pacientes, de protocolarlos y sea tal vez solamente como protocolo mnemotécnico y al mismo tiempo también de categorizarlos inmediatamente y sin inconvenientes y esto exactamente de tal modo que al médico le parece el único acertado a propósito.

Esta determinación fundamental del intuir relativa al espacio [raumbezogene Grundanschauungsform, Kant] en la relación médico-paciente pone al paciente en la situación de no ser nada más que un objeto, mejor dicho: un trozo de masa de carne coagulada a modo de un objeto/no objeto [gegenstaendlich / ungegenstaendlich], mientras que el médico en esta relación médico-paciente se halla (de antemano) hecho y fetichizado como significador absoluto e igual a Dios. En esto consiste por lo tanto su hermenéutica: en hacer deslizar y resbalar en un abrir y cerrar los ojos a significantes que tienen como objeto solamente a otros y otra vez a otros, y todavía a otros significantes (cadena de significantes) -significantes deleznables y sin fondo per se-, y al final de este tobogán tenemos la ayuda para morir, la eutanasia, para la mejor comprensión: eutaNAZI. Y así descifra el médico su hermenéutica*, su bonito mensaje (¡en comparación con esto, la arrogancia más cínica no es nada!), su mensaje bonito, bueno y de verdad de todo lo que le ha dado en la mano su "philosophy", sí, también toda la filosofía excelsa de otros y en general, como una supuesta herramienta intelectual después de todo el categorizar, apuntar y memorizar. Además su hermenéutica es un secreto, cuyo secreto significante-significado supuestamente sólo él es capaz de descifrar.

*
Para la mejor comprensión y para la traslación muy libre.

Me alegro de estar enterado y haber comprendido el progreso verdadero que es el SPK. Solamente me queda por estimar mucho los resultados fundamentales de vuestro trabajo y confirmarlos plenamente. Si aforo todo esto correctamente entonces tengo claro sin duda alguna que este trabajo os puede exponer solamente a los peores métodos de opresión de los cuales dispone la sociedad capitalista. Estoy pensando no solamente en los potenciales de violencia que utilizan aquellos a los que les gusta hacerse celebrar a sí mismos como portadores y garantes de las bendiciones de la cultura. Estoy pensando también en todos sus apéndices para los que vuestro trabajo puede representar solamente la invitación a soltar sobre vosotros a todos sus perros de cadena del Estado y de la policía. Estaréis impulsados a luchar por todos los medios porque los que mandan [das Sagen haben] en la sociedad existente, pero sobre todo los que hacen tratamientos y negocios, quieren impediros continuar vuestro trabajo práctico. Para ello les basta acusaros ya por el momento mezquina y vilmente al menos ya de conspiración.

No obstante en el futuro nadie podrá juzgaros por las detenciones imbéciles, sino exclusivamente por lo que todavía conseguiréis y ya habéis conseguido.

Jean-Paul Sartre


Respecto a la susodicha retraslación de transparencia de nuestra traducción inglesa.

Añadido (Huber, 2003)
¿Por qué esto, para quién? Habilidad para la guerra de enfermedad y utopatía de la especie humana son nuestras patoprácticas. De leer textos y traducciones puede volverse tonto y más tonto quien quiera. Nosotros ya no desde hace mucho. El inglés y el angloamericano como medios de expresión son los más triviales e insípidos dialectos alemanes. Traducciones de mano ajena, como la publicada el otro día, una traducción del prólogo de Sartre del francés al turco como 10ª lengua extranjera en nuestras publicaciones, difunden conocimientos. Nos alegramos al oír en turcos que el prólogo de Sartre es más fácil de comprender que el Corán. Pero conocimientos y el saber efectivo/patopráctico [pathopraktisches Wirkwissen] se excluyen mútuamente. Sartre lo ha sabido: Si los significados matan a sus significadores, entonces son libres de significadores y sus significadores han muerto; a esto habría que añadir que los significadores siguen siendo significadores, pero los significados nunca en su vida han sido significadores y nunca en su vida lo serán. Nunca han tenido ni tienen mando alguno (Hatten und haben sie doch kein Sagen). Y el fracasar y las prohibiciones han superado una vez para siempre (Und das Versagen haben sie ein- fuer allemal ueberwunden).

Toda filosofía, también y sobre todo en la espesura dominante de significantes, sigue siendo la vieja filosofía de negreros [Sklavenhalter]. Si Sartre fue filósofo, entonces con conocimiento de todo esto. Y no a cada marxiano y despreciador contra la universidad le fue dado además la suerte de rechazar con decisión magistral el premio Nobel, por lo demás ya años antes de nuestro tiempo. Infantiloides de su entorno parisiense madurados tardíamente no tenían nunca que reprocharse a sí mismos nada tampoco en sus años más tardíos, ni mucho menos su propia edad, por supuesto. Porque la cal nativa inhibe competitivamente la propia calcificación por senilidad.

¿Tengo que arrepentirme por no haber podido explicar a Sartre cuando aún vivía las razones de mi desaire hacia éste su prólogo para SPK -AUS DER KRANKHEIT EINE WAFFE MACHEN? Para volver a las últimas frases del prólogo de Sartre, hay que recordar que los pacientes de confrontación PF/SPK después de ser declarados muertos en París (¡qué contribución maravillosa a la teoría de significantes!) en 1977/78 ya desde hace mucho habían empezado a emplear y desarrollar todo medio útil pero también desde el punto de vista de lo convencional inútil (Sartre: Tendréis que luchar con todos los medios...). Y nada nos fue sagrado, y nadie nos ha podido hasta ahora indicar un fin que fuese apto para santificar nuestros medios, y ¿quién en todo el mundo puede santificar el medio cualquiera sino el fin?

A quien nuestra traslación presente le parezca in-determinada (¡libre de significadores!-), menos determinada ajenamente que el autógrafo de Sartre tal vez, puede ajustar el año de origen 1972 del prólogo con el significante de la muerte Stammheim, para Sartre y nosotros del SPK 1973/74, 1977 para otros entre otros. Contra los significadores es eficaz únicamente la autoestigmatización por enfermedad, grabado por Sartre en favor del rey danés. También esto puede ser aprendido de él. Y esto a través de la traslación en la lengua únicamente correcta, a saber a través de la traslación en y la propagación de la enfermedad [Krankheitsuebertragung], pero no a través de una traducción, formación y adquisición universitaria de conocimientos.

PF/SPK(H)
 
EL CAMINO DE SALIDA DE LA TORTURA ESTÁ EMPEDRADO DE MÉDICOS ROTOS