Concepto de la enfermedad

(véase: SPK-Dokumentation 2)

En la aportación siguiente es de desarrollar el concepto de la enfermedad, y precisamente de manera dialéctica: la enfermedad de los individuos singulares y aislados [der Einzelnen] y de la sociedad. Para ello una vista breve del conjunto de cómo vamos a proceder. Hace falta entrar en la dialéctica entre:

1. Ser y conciencia

2. Producción y conocimiento

3. Producción y necesidades

4. Sujeto-Objeto

5. Enfermedad y capital

6. Síntoma(s)

7. Sexualidad y miedo

8. Teoría y práctica

9. Agitación y acción

10. Enfermedad y revolución

 

1. Ser y conciencia

Ser y conciencia son momentos del proceso de producción, momentos, es decir nada absolutamente autónomo, mediándose uno a otro y condicionándose recíprocamente. A partir de estos lados inicialmente abstractos por ser inmediatos debe ser desarrollado por un lado las relaciones de producción, por otro lado se presupone exactamente esta totalidad porque los dos momentos Ser y conciencia son abstracciones justamente de esta totalidad. Pero el Todo (igual a producción) no se deja determinar desde el exterior (porque en caso contrario habría algo exterior a ese Todo contra el cual estaría determinado), sino esta realidad procede en sí, es el determinar inmanente de las partes unas contra otras. La relación múltiple de las partes unas con otras y con el Todo constituye el contenido del Todo. Si se dice parte, el Todo está presupuesto, pero presupuesto de manera abstracta. Tiene que producirse como resultado de su mediación completa. En este sentido, no es esencial de donde se parte, porque todo inicio es abstracto, inmediato, sin mediación, y el desarrollo dialéctico procede justamente de tal manera de reducir lo inmediato, lo absoluto en algo mediato, relativo y de situarlo en el contexto del conjunto. Y este contexto es la totalidad del capitalismo.

El Ser es la categoría atribuible a todo. Pero la realidad es Ser cualitativo; Ser que por su determinidad [Bestimmtheit] está relacionado con y distinto de todo y con ello pertenece a la dialéctica de determinación y constitución [Dialektik von Bestimmung und Beschaffenheit] la que resulta ser lo finito de todo. El Ser es entonces un puro producto del pensamiento; es únicamente a modo de objeto de la conciencia. La conciencia es el Ser consciente, es el saber acerca del Ser [das Wissen vom Sein]. Así la conciencia está puesta en relación con el Ser, no puede ser sino la conciencia de un "objeto" opuesto [Bewusstsein von einem Entgegenstehenden ("Gegenstand")], del Ser. El Ser es por consiguiente sólo por mediación de la conciencia y la conciencia sólo por el Ser. El saber es el primer intermediario que contiene ambos momentos.

Esta dialéctica es de mantener estrictamente y no hacer ni de la conciencia ni del Ser algo absoluto. Por consiguiente, ni el Ser precede a la conciencia, ni la conciencia precede al Ser. Ambas categorías son igualmente productos y pierden su sentido por una "extrapolación" no dialéctica. El Ser que se dice preceder a la conciencia y ser suposición [Voraussetzung] absoluta, es él mismo un producto de precisamente esa conciencia; la representación de un tal Ser no nace sino a partir de un estadio determinado de las fuerzas productivas y es una categoría de las relaciones de producción. En este sentido toda historia es una producción que puede ser comprendida solamente según las categorías de las relaciones de producción alcanzadas. Igualmente el Ser que se dice independiente de la conciencia, no es sino una determinidad más del "estar independiente", una determinidad de la conciencia y sin realidad alguna.

Aquí hay que decir algo en contra de la teoría vulgar del reflejo [Abbildtheorie]: Si se dice que el capitalismo se fabrica los individuos que necesita, entonces es esto correcto solamente con la otra frase que son estos individuos mismos los que fabrican el capitalismo. "Reflejo" implica ya lo equivocado de que uno de los lados sea la realidad y el otro solamente la imagen; la relación del Ser y la conciencia es no obstante un proceso vivo en el cual ambos lados como momentos son igualmente autónomos. La conciencia no es simplemente idéntica con el Ser sino lo otro del Ser, determinada negativamente contra ello y dentro de su límite [Grenze (Bestimmtheit – determinidad)] idéntica con el Ser (Hegel, Ciencia de la lógica I, cualidad).

La conciencia de la cual se partió, es de igual modo una abstracción de la conciencia real que el Ser lo es de la realidad. La conciencia real pertenece de igual modo a la dialéctica de determinación y constitución y se transforma con ello necesariamente.

 

2. Producción y conocimiento

La producción es el proceso determinado en sí mismo en el cual la vida sobrepasa a la totalidad sosteniéndose a sí misma. Así la vida es idéntica con y diferente de la totalidad. Se relaciona con lo otro exterior a ella y lo convierte en un momento de sí misma. Es esencialmente la dialéctica de lo singular y lo universal, "el todo que se desarrolla y disuelve su desarrollo y se mantiene simple en todo este movimiento" (Hegel, La fenomenología del espíritu, Autoconciencia).

El conocimiento es el resultado y la condición [Resultat und Voraussetzung] del proceso de producción bajo la determinación de la conciencia. El proceso de producción mismo es la unidad de lo ideal y lo material [Einheit von Ideellem und Materiellem] y representa la mediación del Ser y la conciencia. Esta unidad es de desarrollar de manera siguiente: La producción presupone por un lado una totalidad de condiciones materiales que llevan consigo sus posibles relaciones múltiples como propiedades [Eigenschaften], por otro lado, la presuposición ideal es que la diferente materialidad está sintetizada como resultado (producto), que por consiguiente existe ya el Ser-diferente [Anderssein] inmanente a las cosas antes de existir y de manifestarse. Cada lado se relaciona entonces al otro y a sí mismo. Lo que ahora está dado, se realiza en el proceso de producción. El resultado es producto y a la vez una totalidad de condiciones para una nueva producción. Estas condiciones sobrepasan del mismo modo a la conciencia (producen la conciencia) que la conciencia sobrepasó a la cosas.

Por tanto no hay separación alguna entre el conocimiento "objetivo" y "subjetivo"; o mejor dicho, se puede separar solamente lo que está relacionado. Condición previa inmediata para el conocimiento son los sentidos. (Resultará que los sentidos son igualmente productos). El conocimiento empieza entonces con la certeza sensible (Hegel, Fenomenología del espíritu), con lo singular abstracto del todo. El conocimiento es no obstante algo social (lengua) y tiene que avanzar necesariamente hacia la percepción, la contemplación del objeto singular bajo la condición previa de la universalidad. Las cosas (y cosa es todo lo que tiene propiedades) se muestran ahora marcadas por la contradicción esencial de determinación y constitución [wesentlicher Widerspruch von Bestimmung und Beschaffenheit]. Pero las propiedades son justamente el resultado del proceso de producción (una cosa cambia con sus propiedades). El conocimiento es ahora el conocimiento de la contradicción inmanente a las cosas, contradicción bajo la forma de la ley, como condición previa de una nueva producción y como resultado de la producción pasada.

Pero las leyes mismas son contradictorias y están en oposición con su realidad. La realidad concebida bajo la forma de ley es producción de la conciencia y con ello concepto, a saber, una relación universal de determinaciones que por su parte son abstracciones, como un Todo contradictorio en sí mismo. El concepto es por consiguiente subjetivo precisamente en tanto que es objetivo. El desarrollo se convierte por tanto en la autoconciencia abstracta: abstracta, porque la autoconciencia es algo social y sus determinaciones sociales tienen que ser desarrolladas aún. Esto es la dialéctica de la dominación y la servidumbre que tiene como resultado la inversión de esta relación en el producto. (Porque de la relación entre la dominación y la servidumbre sigue que son los siervos los que producen; son entonces ellos los que se confrontan con la realidad objetiva y material. Son ellos los que mantienen en marcha el proceso vivo. Los amos son por consiguiente totalmente dependientes de los siervos y además son superfluos).
Esto es la dialéctica entre el trabajo asalariado y el capital.

Si inicialmente los sentidos fueron la condición previa para el conocimiento (sensualistas: no hay nada en el conocimiento que no estuviera antes en los sentidos), ahora la relación está invertida: las distinciones que hacen los sentidos y por las cuales están determinados, son abstracciones del proceso de producción, ellas mismas productos. En los mismos términos, por consiguiente, no hay nada en los sentidos que no estuviera antes en el intelecto.

Brevemente algo sobre el concepto de la naturaleza:
La naturaleza es el Ser-afuera-de-sí de la idea. Es decir: la naturaleza es lo espacial y temporalmente uno-afuera-de-otro y lo idéntico con su concepto, porque la naturaleza solamente puede ser determinada como "objetivo" si está asida de su concepto [wenn sie begriffen ist]. Relación dialéctica: la naturaleza es por otra parte la condición previa del concepto. Las categorías, las formas espirituales, de las cuales se ase conceptualmente la realidad y se la cambia (como naturaleza, existencia, objetividad …), son resultados de la producción. Generalmente se puede caracterizar la relación dialéctica de la naturaleza y la sociedad aproximadamente así: Cada lado es una parte del Todo (del proceso de producción): pero separándolos, cada lado mismo es el Todo determinado en sí y contiene el otro lado como momento. De igual modo que la sociedad puede ser considerada como parte de naturaleza (Marx: En la naturaleza el hombre mismo actúa como fuerza de la naturaleza; Manuscritos económicos-filosóficos), la naturaleza es parte de la sociedad (sin la cual ésta no puede desarrollar ninguna de sus determinaciones).

Algo más para los que se llaman "materialistas": El concepto de la materia. Lenin escribe más o menos (en: "Empirio-criticismo") que la materia, en el proceso de su penetración científica, ha perdido todas las determinaciones que se lo han atribuído (por ejemplo la de la dureza, …) y finalmente puede ser determinada como "algo existente fuera de la conciencia". Se recurre entonces a la conciencia para la definición de la materia; materia como puro producto del pensamiento. Los "materialistas vulgares" que se creen partir de la materia, parten en realidad de la apariencia sensible del todo superficial y toman lo fútil, lo que desaparece, por lo más real.

Nuestro concepto del materialismo dialéctico es el de la objetivización [Vergegenstaendlichung] del proceso de producción como "más allá" con respecto al Ser y conciencia. Al hacer objeto las cualidades, que se basan en la cuantificación (tiempo de trabajo), determinan aquellas como materia.

 

3. Producción y necesidades

La necesidad es una sensación de carencia, carencia de cualquier objeto; lo vivo sobrepasa a lo otro y al mismo tiempo tiene en éste una barrera [Schranke]. Debe ser algo que no es. La barrera como unidad del Ser y deber implica que debe ser traspasada, negada. La conciencia se comporta negativamente con la barrera, sabiéndola como barrera, y tiene que pasar a la práctica, actuar.

Las necesidades son la base de la producción que apunta a facilitar el objeto necesario y superar con ello la carencia. No obstante, los productos son en cambio dependientes de las necesidades: porque la necesidad es la sensación de carencia de un producto producido, determinado. Las necesidades son por tanto ellas mismas productos, resultados del proceso de producción inmediato.

La dialéctica capitalista del valor de uso y valor de cambio se presenta en vista de las necesidades de la siguiente manera: Las necesidades son la condición para el trabajo cualitativamente determinado, para el valor de uso. Pero la propiedad privada y la división del trabajo generan necesariamente la producción de mercancías, del valor de cambio. En el valor de cambio se toma en consideración el trabajo solamente como cantidad, aunque el lado cualitativo sea necesario, pero no esencial. El valor de cambio, produciéndose y multiplicándose a sí mismo, es el capital, y para éste los valores de uso no son sino subproductos de la producción de plusvalía. Pero esto significa para las necesidades, siendo de naturaleza cualitativa, que son cuantificadas, medidas, comparadas, comerciadas y traficadas; que son mercancías que para sus poseedores no tienen importancia sino como objetos de canje. Así que el tópico de la manipulación en todo caso no es sino de carácter moral.

La funcionalización total de los productores, la reducción y la degradación de las necesidades a un mero momento relativo, no esencial, producido, solamente pueden ser suprimidas de manera que el lado "malo" de la contradicción sea desplegado y desarrollado, a saber el hecho que las necesidades son productos. Es decir, nosotros tomamos consciente y colectivamente la producción de las necesidades en las propias manos, o dicho de otro modo: La conciencia se porta consigo misma como producto y productor.

Llegado hasta aquí, hay que decir algo acerca de la distinción no dialéctica entre necesidades primarias o básicas y necesidades secundarias. Entre las necesidades primarias cuentan habitualmente el hambre y la sexualidad, tal vez también el calor (vivienda y vestimenta). Pero con ello está dicho solamente que la vida se reproduce a sí misma, que hay una relación de producción. Las relaciones de producción determinadas producen por su parte necesariamente las necesidades correspondientes, y estas necesidades, una como la otra, están producidas a partir de la misma urgencia y perentoriedad [Notwendigkeit].

 

4. Sujeto – Objeto

Sujeto es lo que libremente se despliega en sus distinciones. Objeto es lo que se constituye en el proceso de despliegue del sujeto. Hacer algo objeto, implica por tanto alguna (pre)suposición. "Objeto", dice Kant (Crítica de la razón pura), "es aquello en cuyo concepto está reunificada la variedad de una intuición dada. Pero toda reunión de las representaciones requiere la unidad de la conciencia en la síntesis de la misma. Por consiguiente, la unidad de la conciencia es lo que, ella sola, constituye la relación de las representaciones con un objeto, por tanto su validez objetiva" (cita en Hegel, La ciencia de la lógica II, Lógica subjetiva).

Pero lo que en la sociedad burguesa puede desplegarse libremente en sus distinciones, es únicamente el capital que determina pues todo detalle singular [Einzelheit]. Los individuos singulares son solamente objetos del proceso de valorización capitalista, que es el sujeto que determina todo. Las relaciones de los individuos singulares entre sí no son sino relaciones de objeto a objeto; para la voluntad libre no hay sitio alguno, porque la voluntad no es sino el cómo se representan en cada uno las necesidades del capital.

Las relaciones de producción capitalistas mismas son no obstante producto de los individuos singulares, al portarse estos como objetos que mantienen en pie las relaciones de producción. Con respecto a las relaciones y condiciones son entonces ellos los productores, su colaboración sin conciencia del contexto es ella misma la necesidad a la cual están sometidos. Ellos mismos son por consiguiente de este modo pasivo el sujeto, pero en sus actividades son totalmente objetos.

La dialéctica de sujeto y objeto por consiguiente se invierte bruscamente, cuando los objetos singulares se reconocen como sujeto colectivo y hacen su objeto las relaciones y condiciones sociales como su producto. La necesidad de esta inversión brusca está situada objetiva y subjetivamente en la enfermedad. La identidad política de las conciencias, que es necesaria para hacerse objeto la sociedad, se deja desarrollar sólo a partir de la enfermedad.

 

5. Enfermedad y capital

Enfermedad es vida rota en sí misma, vida contradiciéndose a sí misma; por tanto vida que en el proceso en el cual se mantiene, al mismo tiempo se destruye. Desde Marx es evidente que las condiciones sociales están caracterizadas por el hecho de que la producción inmediatamente es idéntica con la destrucción de las fuerzas productivas. Porque los explotados están forzados, para ganarse la vida, a vender su fuerza de trabajo, eso es el cuerpo y el pensar, por consiguiente su vida, que para ellos no es vida. Los productos son valiosos, tienen valor porque encierran la vida rota en sí misma, el desgaste de los explotados, su fuerza de trabajo. Por tanto son armas asesinas y valiosas porque están manchados de sangre. El intercambio de los productos es idéntico con el intercambio de vida asesinada pieza a pieza o enfermedad.

Pero para poder producir para el capital en estas condiciones asesinas, para abandonarse a sí mismo en estas condiciones y relaciones de explotación la vida, que se contradice a sí misma = enfermedad, ya es una condición. La enfermedad es por tanto la fuerza que mantiene estas condiciones y relaciones y que produce cada producto; los productos mismos son la acumulación material de la enfermedad de las masas. Enfermedad es fuerza productiva y está progresando [prozessierend] como el capital, propagándose, expansiva; enfermedad es el sujeto. Estas condiciones y relaciones sociales en las cuales producción es igual a destrucción, condiciones que se contradicen a sí mismas, están y son enfermas.

El individuo singular y aislado [der Einzelne] no tiene otra posibilidad en frente de las condiciones sociales predominantes, para mantener su vida, que entregarla y abandonarla al proceso de producción, por tanto destruirla. En este proceso de producción, el que produce se convierte en producto, en una mercancía (también según Degenhardt). La vida que el individuo singular y aislado quiere mantener es idéntica a las necesidades con arreglo a las cuales la vida se remite a objetos; para vivir, o lo que es lo mismo, para satisfacer sus necesidades, tiene que producir; pero esto quiere decir en la producción capitalista abandonar su vida = necesidades. Y en la producción de plusvalía asesina se producen con los productos residuales las necesidades correspondientes; pero las necesidades son de nuevo el punto de partida de este proceso continuo, se contradicen por tanto a sí mismas y no encierran ninguna posibilidad de satisfacción, sino solamente las necesidades perentorias del capital.

Como las condiciones sociales se presentan al individuo singular y aislado como fuerza de la naturaleza e inmutables, no puede reconocer la enfermedad como producida socialmente o la sociedad como enferma. Se hace suya la enfermedad como un sufrimiento individual, como miseria personal por culpa propia, miseria que debe ser administrada individualmente. Definitivamente toma de este modo la autodestrucción en las propias manos.

Si la posibilidad de administrar la enfermedad individualmente no está dada – y esta posibilidad le es privada necesariamente; porque las condiciones que el enfermo singular se produce para hacer suya la enfermedad, son totalmente dependientes del poder del capital como fuerza de la naturaleza socialmente potenciada cuyas necesidades perentorias rompen las apariencias con las cuales el individuo singular y aislado se rodea -, si esta posibilidad por tanto no está dada, entonces se convierte la desgracia inconsciente necesariamente en una conciencia desgraciada [so entwickelt sich aus dem bewusstlosen Unglueck ein unglueckliches Bewusstsein] que implica el conocimiento de la identidad de capital y enfermedad. El sufrimiento opresivo [Leidensdruck] como necesidad subjetiva de la transformación se convierte en un hecho político, el enfermo es paciente (de pati = sufrir).

Con ello queda claro que el enfermo en su enfermedad, en sus contradicciones interiores, refleja adecuadamente la realidad. Esta conciencia adecuada a la realidad de los explotados es por tanto una cosa exterior a ellos, la enfermedad.

Habitualmente se objeta ahora que no obstante ni mucho menos cada enfermedad sea determinada o causada socialmente, sino que existan determinadas condiciones naturales para la enfermedad que no se puedan solucionar político-socialmente. Pero es de fácil contestación. El hecho de

  1. que determinadas manifestaciones de la vida en las condiciones dominantes se llaman enfermas, se debe a las estructuras económicas de estas condiciones y depende de la explotabilidad de cada individuo singular y aislado. Que no encaje con la sociedad, no se debe a la naturaleza sino al capital.

  2. que no solamente el cuerpo y el pensar están determinados totalmente por el capitalismo, sino la existencia de cada uno mismo es el resultado de las condiciones económicas. Ya antes del nacimiento cada uno es el producto del capital.

 

6. Síntomas

Síntomas son las manifestaciones de la enfermedad social en cada uno, vinculados con un sufrimiento opresivo. Aunque socialmente producidos, son administrados, apropiados y hechos suyos individualmente. Es decir: el enfermo no puede contextualizarse a sí mismo, los síntomas le son al mismo tiempo ajenos. Vistos en su contexto, los síntomas son no obstante protesta contra las estructuras fundamentales de la sociedad; pero el contexto social produce los síntomas justamente como descontextualizados, aislados, individuales, - o la protesta está inhibida. Del intento de solucionar el sufrimiento individualmente no resulta sino un infinito malo [schlechte Unendlichkeit], que un síntoma releva al otro hasta que la vida enferma esté devorada del todo y definitivamente por el capital.

Aquí se puede prevenir brevemente un malentendido: enfermo no es lo opuesto de sano, sino de vida. Sano es un calificativo de los dominantes que no dice más que los síntomas son tales que el enfermo encaja sin fricción alguna en el proceso de explotación. Sanación es entonces el proceso de alienación, expropiación de la enfermedad, y estar con salud significa: estar muerto en vida.

El significado de los síntomas es que son la expresión individual y sin conciencia de las contradicciones sociales, cosas sensoriales-sobrenaturales. Son la forma inhibida de una comunicación adecuada a la realidad, por tanto una relación con otros y al mismo tiempo aislamiento.

Los síntomas de los individuos singulares y aislados son análogos a los síntomas = crisis de las condiciones económicas; igualmente la sanación, la gestión de la crisis se mueve sólo en la superficie sin tocar las contradicciones internas.

Un ejemplo importante para la vida rota en sí misma, para la producción de síntomas es la dialéctica de la sexualidad y el miedo/la angustia.

 

7. Sexualidad y miedo

Por de pronto la sexualidad es determinable sólo como algo abstracto para desarrollar luego como la sexualidad se manifiesta en las condiciones y relaciones capitalistas. Según la característica general que entra aquí en consideración, la sexualidad es productividad en el sentido de la liberación expansiva de energía, porque hay que partir del hecho de que el organismo viviente produce estados de tensión para cuya relajación [Loesung] tiene que pasar más allá de sí mismo para extenderse a objetos. Más allá de la desaparición del displacer, la satisfacción de las necesidades produce, en el mejor de los casos cualidades vivenciales que se llaman sensaciones de placer [Lustgewinn]. Una determinación más de la sexualidad es la reproducción como procreación. La sexualidad ilimitada, abstracta, desligada de las condiciones de dominación-servidumbre, tiene su barrera [Schranke] en sí misma – véase el concepto de la autorregulación [Selbststeuerung] de W. Reich. Ninguno de los criterios morales vigentes es por tanto capaz de decidir lo que es la sexualidad y lo que no es, sino el criterio de la sexualidad misma, a saber la producción de placer y la posibilidad de pasar, en el acto de la liberación de placer, las relaciones sujeto-objeto a relaciones sujeto-sujeto.

Pero la abstracción de los imperativos sociales no se puede hacer sino teóricamente. La sexualidad, programada totalmente por el proceso económico, puede pasar a la fase concreta de la autorregulación solamente al destruir del todo el aparato económico en su forma y orden actuales, el aparato económico que programa la sexualidad desde afuera y que es un hecho constituyente para la alienación humana. Comparado con el orden y las estructuras actuales, a saber leyes, formaciones estatales y mecanismos de control a través de la violencia social, mecanismos de control los que son ajenos al comportamiento sexual autorregulándose a sí mismo, la forma social de la autorregulación de la sexualidad no puede ser sino anarquista.

El miedo, la angustia son más que solamente lo opuesto de la sexualidad, en el caso extremo son idénticos con la sexualidad, es decir: encontramos en lugar de sexualidad, miedo y angustia. Miedo, angustia son retirada y contracción, el encerrarse en sí mismo, por tanto un movimiento análogo a la sexualidad (expansiva), pero a diferencia de ella una inversión total de la marcha, de la dirección. Partiendo del hecho de que la vida se manifiesta necesariamente, la manifestación está en oposición a las condiciones sociales; "rebota" contra la vida misma y se dirige contra la vida. Pero la vida junto con sus manifestaciones es ella misma un producto social; esta contradicción inmanente a cada manifestación es el miedo, la angustia. La relación se invierte con ello dirigiéndose la contradicción contra la sociedad; por tanto se desarrolla plenamente el lado revolucionario de la dialéctica de estar-producido y producir, a saber el producir. Para llegar a la vida, tiene que ser arriesgada en la lucha; entendido una vez este miedo, esta angustia decisivos, cada otro miedo, cada otra angustia se deja disolver.

Ambos momentos, la sexualidad y el miedo, en proceso constituyen, por un lado, las manifestaciones regresivas como moral, fetichismo de la propiedad, etc., por otro lado la necesidad de centrar toda manifestación vital en el objetivo de una transformación social-revolucionaria. La única forma de la sexualidad para liberar expansivamente energía, es la revolución.

 

8. Teoría y práctica

Teoría es un sistema de conceptos para abarcar la realidad en sus contradicciones internas y que implican el cómo poner en movimiento esta realidad; como no tenemos en las propias manos el proceso histórico, la teoría es necesariamente incompleta y el actuar consiguiente bajo determinadas circunstancias es falso; todo error, reconocido como tal, es no obstante un momento de la verdad que es ella misma todo el proceso en el cual el actuar desemboca y desaparece en él. Con ello la teoría se completa y abarca más. La barrera [Schranke] de la teoría se supera por tanto en el actuar, en la práctica, y del mismo modo una teoría completa se construye sobre la base de la práctica; quien no parte del punto de vista de pasar a la práctica la teoría elaborada hasta cierto punto, no llega nunca a obtener una teoría adecuada a la realidad, con ello nunca a la práctica.

Así como la práctica es el correctivo de la teoría, es a la inversa la teoría de los contextos la condición para una práctica consecuente. Una teoría tiene que partir de antemano del propósito de abarcar todo; una teoría que puede solamente explicar sistemas parciales de la sociedad burguesa, o se radicaliza en la práctica – es decir: abriéndose paso a la contradicción fundamental de las fuerzas productivas y las relaciones de producción que determina todo, y entiende con ello el sistema parcial en el contexto total el que le determina – o la teoría fracasa integrándose en el sistema separador burgués de las ciencias parciales reaccionarias.

 

9. Agitación y acción

Spinoza dice: "Yo digo que actuamos cuando dentro o exterior de nosotros sucede algo cuya causa suficiente somos nosotros, es decir, cuando de nuestra naturaleza resulta algo dentro y exterior de nosotros que puede ser reconocido y comprendido clara y evidentemente por ella sola; por el contrario digo que sufrimos cuando sucede algo dentro de nosotros o resulta algo de nuestra naturaleza de lo cual no somos sino la causa parcial" (Ética III: De los afectos).

De lo dicho hasta ahora resulta concluyentemente cómo del sufrimiento es de desarrollar la actividad: Las necesidades de cada uno son aceptadas tal como están producidas; no pueden ser medidas por criterios aplicados desde fuera, sino que en el trabajo colectivo tienen que ser desarrolladas las contradicciones inmanentes a ellas. De este modo éstas son propulsadas llevándolas más allá de sí mismas y con ello se trabaja con cada uno la necesidad subjetiva de la revolución de las relaciones y condiciones existentes. Prosiguiendo el desarrollo, se deduce que las relaciones de cada uno con los demás son relaciones entre objetos; que el pensar y el cuerpo están preprogramados por el capitalismo; que la miseria individual es idéntica a las contradicciones sociales; y que la transformación del objeto en sujeto del proceso histórico sólo se puede realizar colectivamente. Así la inhibición de la protesta, representada en los síntomas, se disuelve en la dialéctica del individuo y la sociedad; de los afectos inhibidos de los pacientes (es decir, de los que sufren conscientemente) se liberan las energías para actuar y se aviva exactamente el explosivo que destruirá el sistema dominante del asesinato permanente. Así la agitación misma es acción, la puesta en marcha del proceso unitario de la revolución tanto de la conciencia como de la realidad.

Éste es el trabajo que hacemos desde hace más de 1 año en el SPK como práctica expansiva; una crítica de esta práctica solamente puede ser una crítica inmanente a partir de una propia práctica, una crítica que se inicia en nuestro concepto de la enfermedad.

Así agitación y acción son idénticas y distintas correspondiendo a la dialéctica del Ser y la conciencia. Una agitación que de este modo es efectiva, provoca necesariamente la acción del enemigo de clase y pasa de este modo el límite de sí misma.

El enemigo de clase se define exactamente por el hecho de que pone en marcha públicamente, y apoyándose en leyes, el aparato policíaco, la burocracia y el ejército contra los que desarrollan consecuentemente su actuar a partir de su sufrimiento individual (producido socialmente).

 

10. Enfermedad y revolución

Según Marx es una necesidad histórica que de los antagonismos del capitalismo resulta el socialismo. Esta necesidad que tiene que estar arraigada en cada uno, es la enfermedad, el sufrimiento subjetivo, las contradicciones interiores que cambian la conciencia y la instan a la acción. La necesidad es la miseria consciente y sensorial en cada uno.

La enfermedad es por una parte una fuerza productiva, por otra parte es, como identidad de producción y destrucción, el concepto de las relaciones de producción. Hay que concebir el antagonismo fundamental entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción como sigue: La enfermedad es la necesidad amplia que produce su propio complemento [Gegenteil] que es la revolución. Por lo tanto los enfermos son en sí y, sufriendo conscientemente, para sí la clase revolucionaria. La lucha de clases representa el proceso vital mismo y produce como único valor de uso del futuro la revolución.

Colectivo Socialista de Pacientes, 26.06.1971

Traducción:
PF/SPK EMF Espa

Redacción final: Huber
                             KRANKHEIT IM RECHT

 

PF/SPK(H), 02.12.2015