Identidad entre enfermedad y capital

 

De tu pregunta por la identidad entre enfermedad y capital se puede deducir afán de ciencia proletaria y por eso he aquí una respuesta inmediata. La conciencia colectiva se ha pronunciado sobre ella en la SPK-Documentación II. No sé si tienes el texto, si no, te mando una copia. Pero por de pronto respecto a tus dificuldades actuales.

Es cierto que las condiciones bajo las cuales se produce en el capitalismo inhiben toda actividad. Para las fuerzas productivas todo esto se presenta aproximadamente de tal manera como si éstas forzosamente tuvieran que correr en una carrera permanente con frenos bloqueados. Que es así, de eso sin embargo no se percatan ordinariamente por el desgaste, sino más bien por la falta de aceleración o la bajada de la velocidad.

Así se manifiesta eso al nivel del sujeto. Es que objetivamente se procura que la velocidad se mantenga. Para ello hay mecanismos de selección. Desde la rampa del campo de concentración hasta la eutanasia diferencial. Este tipo de desgaste no se nota por supuesto en los productos. Es aplicable también a la inversa: en la enfermedad y en la muerte al parecer no hay nada de productividad. La identidad entre desgaste y producto, es decir, la relación según la cual uno se convierte en otro –en hegeliano: se ha convertido- es el capitalismo como forma social en la cual todas las fuerzas productivas están desencadenadas hasta la anarquía total, y tienen que ser encadenadas por ser bloqueadas continuamente desde el inicio: el imperialismo, como es desarrollado en el capítulo final de "El Capital" tomo I.

Lo primero es la identidad entre enfermedad y capitalismo. Desgaste y producto son en el sistema de trabajo asalariado y capital todavía como dos objetos idénticos que no se cubren uno con otro tan sólo porque su tercero, el capitalismo, que los dos tienen en común, no se hace transparente en relación con ellos, capitalismo que ha avanzado desde Marx y de ese modo se ha hecho más transparente. Como imperialismo ha alcanzado su manifestación superior. Desgaste y producto se acercan cada vez más y finalmente se convierte uno en el otro.

Este punto está alcanzado cuando el producto se convierte entre las manos, como quien dice, al producirlo, inmediatamente en desgaste, manifiestamente del todo cuando explota en statu nascendi.

Este grado de productividad desencadenada se alcanzó hace tiempo: la bomba, que en el mundo libre está en vías de nacer como producto en serie, explota ahora como sólo numéricamente distinta en Vietnam o en otra parte. Desgaste y producto son por lo tanto idénticos, el producto como mercancía comercial tiende cada vez más a desaparecer, su lugar lo ocupa la mercancía fuerza de trabajo. Su valor de mercado está determinado por su propiedad específica enfermedad. Como adaptación a la destrucción ("salud" en el sentido de aptitud para funcionar), a la mercancía enfermedad se le prepara, compra y comercia libremente por parte de la economía de beneficios en forma de esclavos asalariados de toda índole.

Como mercancía no o ya no fungible y utilizable el Estado se la toma en arrendamiento (el propietario es el capital, representado por apenas el 3 % de enfermos-sanos) y refluye a la economía con el objeto de recapitalización o como renta básica o diferencial ("El Capital", tomo III), en parte directamente o a través del presupuesto estatal.

En la conciencia colectiva ese lado de la destrucción capitalista fue caracterizado como imperialismo hacia adentro. La ideología burguesa desarrolla esta trata de seres humanos a escala como Estado de bienestar y social. "Imperialismo hacia adentro" significa tiranía a través de la enfermedad y con la enfermedad, y con ello igual a determinación ajena a través de necesidades impuestas y los sucedáneos pertenecientes para la satisfacción de las necesidades.

Con la identidad entre enfermedad y capital se trata entonces de la unidad de opuestos análoga a la relación entre trabajo asalariado y capital (el capital solamente es posible por el trabajo asalariado, pero el trabaj(o)(ador) nunca es capital(ista), el capital(ista) nunca es trabaj(o)(ador) asalariado; así el capital al nivel de imperialismo solamente es posible como enfermedad, etc.).

Pero tú ves que esta analoguización permanece formal si se hace abstracción del contenido esencial del imperialismo. Este contenido es el poder estatal que como enfermedad está transferida al pueblo (para la censura: así está escrito también en la ley fundamental: todo poder estatal emana del pueblo).

Trabajo asalariado y capital son antagonismos que por lo visto se dejan poner en una relación conciliadora y contractual (vertraeglich) a través de compromisos. Pero enfermedad y capital –como imperialismo- como antagonismos cada uno para sí mismo sacan a la luz el resto dislocado de la intimidad e interioridad burguesas cuyo "regulativo" es el convertir inestable de los opuestos uno en el otro.

Para ilustrar esto con un ejemplo: la famosa ola de drogas como uno de los muchos vehículos no tan sólo pone este convertir en movimiento, sino que muestra en la situación estándar Vietnam el significado y la importancia de la identidad entre la enfermedad y capital como imperialismo. Es que hay informes creíbles que en la mayoría de los casos a la intimidad e interioridad burguesas de cuño americano solamente les fue posible bajo el consumo de drogas cumplir con su misión capitalista de asesinar, morir y perder.

Parece que hay indicios de que la tiranía se arruina y muere a través de la enfermedad como violencia encarnada y materializada contra sí misma. Pero en cambio la enfermedad como fuerza productiva n° 1 se convierte cada vez más en una recomendación segurísima, tan segura como la muerte, para la explotación y la valorización de capital porque éstas últimas preven cambios cada vez más rápidos de la mercancía fuerza de trabajo con posibilidades de ganancias también en aquellos sectores de la fabricación de "salud" donde todavía hoy hay mortandad masiva debido al miedo fundado a la inversión.

Con la desaparición del capitalismo el libre trabajo asalariado se absorbe en el trabajo socialmente necesario. Con la desaparición del imperialismo hacia adentro, que se presenta como violencia institucionalizada ubicuidaria, la enfermedad pierde su base y se convierte en la libre posibilidad de cooperación y productividad sociales.

Como ves, todo eso no es algo nuevo. Está escrito todo ya en los estatutos de la Organización Mundial de la Salud, en los muchos tomos azules y rojos de Marx y Engels y en la Constitución. Déjate tiempo para estudiar. Pero no intentes quedarte pegado en detalles que tal vez no se te aclaren en la primera lectura. La dialéctica discursiva se juega siempre el todo por el todo con todos sus saltos, sus pasos de cangrejo, sus desfiladeros, sus zigzagueos.

Si algún detalle te parece difícil, raro, inacostumbrado, entonces tómalo como señal de que en un primer arranque todavía no lo podías entender como reflejo del todo, sino que todavía lo relacionas con tu experiencia actual. Tal vez ésta tenga razón contra el "todo del libro", pero no sin él.

Bajo las condiciones dadas, excepcionalmente vuelve a tener razón el viejo profesor de química Kekulé (para la censura: se trata del "inventor" del anillo de benceno, véase "Química orgánica", Freudenberg, en el primer tercio del tomo): No hay nada más práctico que la teoría.

¡CADA DÍA UNA VICTORIA!

Wolfgang

Knastatt

Primavera ’72, 755, Z008
(Código Postal 755, Celda de la prisión 008)

 

De: SPK-Documentación parte 3, primera edición 1977

 

Traducción:
PF/SPK EMF Espa

Redacción final: Huber
                             KRANKHEIT IM RECHT

 

Frente de Pacientes / Colectivo Socialista de Pacientes, PF/SPK(H), 03.03.2014