Pero existe una mezcla explosiva de vida chapuceada y de conciencia ... (emisión radiofónica)
La chapucería que se hace hoy en día contra la vida es en ninguna otra parte tan evidente. El acceso más directo a la vida lo tiene indiscutiblemente el médico. Porque lo que aparece en forma de vida es enfermedad. Bajo el pretexto enfermedad el médico extiende sus actividades a todos los terrenos: Chapuceando contra la vida, destruyéndola, exterminándola. El capital, que está organizado como estado, entrega al médico la legitimación de chapucear contra la vida, enmascarando esta chapucería detrás de la aureola del HEIL [compárese: salud, salvación, santuario, integridad; también el saludo alemán en los tiempos de Hitler y el saludo romano: AVE! (HEIL!)] cuyo astro central es el médico, el que en todas las épocas y en todas las sociedades gobierna y se entremete en el cielo y en el infierno.
Pero existe una mezcla explosiva de vida chapuceada y de conciencia, una mezcla que ya no mantiene en secreto la enfermedad y ya no la esconde, sino que la expresa, la empuja más allá de los límites de la vida aislada, una mezcla que lucha contra el terror terapéutico, porque el que no sabe curar al menos debe aprender a aterrorizar. En esta guerra (Kampfesgeschehen) surge una acción recíproca y una relación interior entre los aislados los que antes se habían interesado sólo por sí mismos. A los que antes estaban aislados, la enfermedad les amplía de un salto la conciencia cuyo vacío (Leere) inicial se transforma ahora en la lección (Lehre) de aprender a aprender de nuevo a través de aprender (des Umlernen-lernen-Lernens): a producir activamente el futuro, apoyándose tan sólo en su propia actividad, a extenderse más allá de sí mismo, a crecer hacia todos y hacia todo. A hacerse capaz para la revolución cósmico-social.
La enfermedad justamente no es sufrimiento, sino al contrario es la fórmula para producir el conjunto de una realidad eficaz (Gesamtwirklichkeit) que es realizable sólo sin médicos.
Como este conjunto de la realidad lleva el sello de lo imposible, exactamente por eso esta realidad no está vinculada ni utópica ni escatológicamente a ningunas expectativas de salvación (HEIL). Tal realidad es utopatía en permanencia, es decir, mientras exista la enfermedad por una parte y exista por otra parte la tarea de hacer de esta enfermedad el uno y único hombre como Gesamtgegenstand
* (universale).¡No se lo confunda con: Gesamtkunstwerk!, porque un Gesamtgegenstand tiene más semejanza con cosas como por ejemplo Adán Cadmón, tal como existía verdaderamente, a quien hoy habría que construir mediante una fantasía colectiva practicando filosofía, es decir ¡ideología!, un Adán Cadmón de quien un Richard Wagner, véase Gesamtkunstwerk, ciertamente no ha tenido la menor idea, porque ese Adán Cadmón representaba en todas partes las muestras de la enfermedad, mientras que Richard Wagner prefirió a Dios y a los dioses como compasivos matadores de la enfermedad, del sufrimiento y de los pacientes, todos estos dioses al gusto de ese mega-compositor devorando con preferencia bizcochos para animarse a componer una ópera.*
Por tanto :
¡De inmediato echad a los médicos de todos los grupos de resistencia que estén relacionados con enfermedad y que se presenten como colectivos de pacientes!
Haced todo para que más y más médicos tengan la prohibición de ejercer su profesión (Berufsverbot), no por borrachera, asesinato y homicidio y tales crímenes profesionales [llamados "errores médicos" ("Kunstfehler")], sino por el así llamado defecto de carácter, es decir por resistencia. ¡Pensad quién tiene cabida en todo esto, hoy mismo!
¡No permitáis que os roben la enfermedad! ¡Estad alertos! Porque en cada uno de nosotros se pudre un trozo de médico.
¡Herid (kraenkt) para vivir, vivid para herir!
Participad en el Tribunal de la Enfermedad, pero sed conscientes: Sólo el Juicio Final de la Enfermedad (Krankheitsweltgericht) será el comienzo de vuestra propia historia. Hasta entonces vuestra vida quedará chapuceada médicamente, porque así es la vida en general.
El problema con las operaciones, el problema "¿Qué-hacéis-vosotros-cuando-uno-se-ha-fracturado-una-pierna?", solucionadlo mediante control por los pacientes, el resto mediante iatrocidios (fuerza patenciada, es decir fuerza de la enfermedad - Kraft aus der Krankheit).
Y cosas como las prótesis, si las hay, utilizadlas como muletas contra los médicos en caso de que os parezca que todo es demasiado tarde ya (muletas - pastillas, jeringuillas, prótesis etc.).
Hace ahora siete años que nosotros hacemos todo eso. ¡Y funciona! Probado en así llamados casos muy graves. Existe el primer paraíso del Frente de Pacientes. Allí desde hace tres años la muerte por vejez, esa muerte biológica y psicopatológica prescrita por los médicos, se permuta, 24 horas día a día, por una vida más y más consciente e intensa.
¡Empezad, inmediatamente! ¡Cread muchos paraísos del Frente de Pacientes! A su debido tiempo os diremos cómo eso se hace. Porque el tiempo de las recetas se acabó, ahora todo depende de conocimientos eficaces, de conocimientos cocidos (ausgekocht), de conocimientos de alto quilate, de conocimientos eficaces y osados de enfermedad a distancia y a corta distancia (fern- und nahkrankes Wissen), pensad por ejemplo en añoranza versus la peste endémica o la así llamada peste emocional según W. Reich, de conocimientos telepáticos y simpáticos, novísimos y flamantes, pero bien preparados por la termomimética. Ninguna fábrica médica de terror, sino diapática, y siempre y en todas partes probada en la práctica.
El año pasado hemos procesado al poder médico, tres procesos contra el SANAtorio (HEILanstalt - manicomio) Wiesloch, y en el curso de estos procesos fueron condenados también siete jueces profesionales y jueces legos. Y las sentencias fueron dictadas por diez millares de personas una y otra vez. Una y otra vez estos jueces y médicos fueron condenados por una masa de base compuesta de protesta y resistencia de toda Europa y mucho más lejos todavía, inclusive otros continentes, una textura creciente de efectos interdependientes y correspondientes. Estos antes mencionados tres procesos contra el poder médico tienen que ser considerados tal como son en realidad, es decir como sucesos provinciales y marginales en el conjunto de una sociedad que está dislocada y loca por su superstición al HEIL (sano) y a la salud y por esto está apartada a un lado (ins iatrokapitalistische Abseits ver-rueckte Gesamtgesellschaft). Con eso se puede dar un susto a disidentes, pero en realidad esta pesadilla había dejado su futuro atrás ya en el año 1976, es decir mucho antes de que un psiquiatra dirigente de la provincia (Land) hubiera conseguido que los del aparato de parloteos y de porras en la provincita (Laendle) prepararan a bombo y platillos sus ataques contra dos abogados entre millares y además contra una consejera de enfermedad.
Es sorprendente solamente para la gente de la parte exterior, que son los partidarios de los médicos, que la enfermedad en el SANAtorio (HEILanstalt) utilice la huelga de hambre como arma y que durante los procesos contra el poder médico el número de los pacientes, unidos en su resistencia, creciera en un año de 30 a 70, y que las mujeres en el SANAtorio se unieran a ellos sublevándose contra los médicos y las enfermeras y que el frente de los adversarios por fin empezara a dividirse - no en último lugar bajo la presión de las protestas del extranjero - en juristas contra médicos. Pero hay quienes se asombran y nos quieren hacer creer que resultados como éstos fueron imposibles sin ser apoyados desde fuera y especialmente sin ser organizados por una inteligencia universitaria, es decir por una élite disponiendo de todo tipo de conocimientos estandarizados según normas médicas
*.Hoy por hoy decimos: normesía en vez de burguesía*
Pero únicamente de la refutación práctica de estos pareceres falsos, realizada y probada ya desde hace mucho tiempo, depende el futuro de la resistencia de los pacientes, aun cuando sea aislada y atomizada dentro de cualquier SANAtorio que sea (Knallburg des HEILs).
Como orientación indeleble queda
la huelga de hambre incondicional e ilimitada del año 1975 en el hospital penitenciario de Hohenasperg, y siempre entre la cirugía y la psiquiatría. Esta huelga de hambre sigue siendo una orientación y como hecho histórico resulta más y más eficaz y actual, a pesar de que en aquella época fue pasada tenazmente en silencio tanto dentro de los muros como fuera. A esta huelga de hambre precedía la huelga continua contra todos los privilegios y todas las ventajas que el médico de la prisión consideraba apropiados para fingir por lo menos la apariencia de salud. Y esta resistencia había empezado ya cuatro años antes con intensidad creciente.
Ningún reconocimiento médico, ningún tratamiento, ninguna palabra con los médicos y sus tribunales y su policía, ningún paso o movimiento hacia ellos cuando venían o querían algo. Por supuesto: jamás tocar el timbre de la celda, jamás cerrar la puerta cuando ellos la abrían,
ninguna firma, ninguna visita, ninguna carta, ningún paquete, ningún aire fresco, ningún paseo en el patio de la prisión porque todos los privilegios o ventajas como éstos han sido censurados.
La respuesta a esta resistencia fue la prohibición total de todos los contactos, la cual fue prescrita por los médicos y todo eso mucho antes de la así llamada Ley de aislamiento (Kontaktsperregesetz / ley contra contactos en la cárcel, también con respecto a los abogados), pero en cambio resultaban por vez primera también posibilidades de entrar en contacto con visitantes sin ser vigilado porque los visitantes insistían más y más en echar una mirada al prisionero para poder ver si éste todavía vivía lo que finalmente resultó insoportable y cada vez más pesado para el servicio de guardia y su dirección. También fracasaba el método de trasladar al prisionero a otra prisión más lejos. Mientras tanto los médicos habían agotado también todas sus posibilidades para vencer y romper al prisionero después de haber ordenado continuamente una cuarentena tras otra, y así quedaba sólo la posibilidad de dejar abierta la puerta de la celda del prisionero, renunciando también a la intención de revocar la liberación del prisionero, después de cumplir la sentencia, bajo el pretexto de castigarle una vez más por su resistencia ya mencionada - ésta es la prueba práctica de que la tortura fracasaba y fracasa inevitablemente y termina de una y otra manera cuando el prisionero torturado guarda su silencio obstinado.
Únicamente estas formas de resistencia desarrolladas y experimentadas por un prisionero aislado, expuesto a condiciones extremas, han posibilitado y hacen comprensible que hoy en día la enfermedad está en rebelión en masa permanente en el SANAtorio (manicomio) de Wiesloch.
De esto resulta: Asesinato y homicidio dentro de los muros los imposibilitáis solamente atacando permanentemente a los médicos y forzando control de fuera, pero ahí dentro nada se pone en marcha y nada se mueve sin historiografía ejemplar escrita por la conciencia intensificada (gesteigertes Bewusstsein), la cual se forma por la aplicación decidida de la patopráctica de lo imposible, rechazando todo tipo de política definida como arte de lo posible (Politik als Kunst des Moeglichen), sino haciendo lo que parece ser imposible y así luchando allí donde está el frente: Esto es Huber, WD - SPK-, quien atacaba a los médicos en lugar de seguir como profesor (catedrático auxiliar), terapeuta carismático y como práctico genial de la filosofía (Systematiker). Porque sin la maquinaria de la salud no hay guerra, no hay Estado atómico (Atomstaat), no hay nazismo. Es Wolfgang Huber quien no tardaba ni un segundo en hacer frente a la trena (Knast) y al hospital (Klapse), quien rechazaba tajantemente la carrera del prisionero político - que le ofrecieron no solamente la dirección penitenciaria, pero también otros compañeros de la izquierda - , para averiguar si uno puede confiar en la enfermedad, también allí, tan bajo y aislado en una celda de tortura, y para probar si la enfermedad cumple con su promesa, dada ya en el SPK y allí por primera vez. Porque sin la maquinaria de la salud no funciona ni el nazismo de tortura, ni la sociedad seudodemocrática-iatrocapitalista, ni la guerra atómica.
El antiguo ministro de Policía de Bonn ha distribuido recientemente un estudio amplio, hecho por la esposa de un psiquiatra, especialmente contra y sobre el doctor en medicina Wolfgang Huber. Porque a quien es su amigo le faltan no solamente las palabras por preferir el arma enfermedad, sino también le falta el tiempo y el sentido de cualquier culto a la personalidad.
La cosa gorda - y en la literatura "polit-científica" hay más de esas, pues decimos: "-complexo" o complejos contra-SPK, fabricado de estúpidos autos policiales - la cosa gorda está plagada de faltas de ortografía y de muchísimas otras faltas, pero también de superlativos incluso a veces de superlativos refrenados. En resumen: La cosa voluminosa no es nada más que una caja tonta de centellas verdes, verde como la bilis y la asistencia social (Flimmerkiste aus Galle- und Sozialgruen). Al igual que los Verdes en su programa de partido, la esposa del psiquiatra hace saber, mediante el actual ministerio de Policía, que la salud es la reivindicación decisiva en la política y declara su competencia para los pacientes como una minoría muy suprimida. Al igual que los Verdes y todos los demás que ella misma llama terroristas, a ella le gusta más lo que llama, en sus palabras, el estrés saludable - aunque este estrés enfermiza - que el concepto de la enfermedad (Krankheitsbegriff) cosmopolíticamente tan complejo, especialmente el concepto de la enfermedad en forma del sujeto revolucionario, especialmente en forma de la enfermedad como un arma, un arma del conocimiento y de la transformación.
Pero a diferencia de los Verdes, esta esposa de un psiquiatra nos considera, como escribe, como una pregunta desagradable para el futuro, porque para nosotros, como ya hemos dicho, la enfermedad no es cuestionable ni mucho menos - sino enfermedad es la fórmula productiva (Herstellungskategorie) para producir el futuro con el amor más radical (in radikaler Liebe), con la unión íntima y más cordial (in allerherzlichster Verbundenheit) y en comunidad sobrepasando todo comunismo conservado del pasado (in kommunismuswidriger Gemeinsamkeit).
Un jefe de los Verdes del Parlamento del Land Baden-Wuerttemberg se expresaba en términos todavía más claros: ¡Vosotros no deberíais existir! (Ihr gehoert weg!) A los que pasan los límites, a éstos hay que seleccionarles y exterminarles. Porque nosotros, los Verdes, no os necesitamos con vuestra enfermedad, lo que nosotros necesitamos son los sanos y a los que quieren conservar su salud, y consecuentemente estos sanos no votarán a vosotros sino votarán a nosotros. La razón por qué este pequeño cacique todavía no es explícitamente una víctima del 20 de julio (día del atentado fracasado contra Hitler), al igual que aquella experta-esposa y concejal de los Demócratas Cristianos, es que quizás este cacique de los Verdes está demasiado verde incluso para eso. Sea como sea, nosotros siempre sabíamos que no tenemos nada que ver con éstos. Pero el que sabe lo que tiene que hacer, ciertamente no votará a los Verdes (¡a nosotros no podéis votar!): - Porque el que tenga dolor, no necesita votar nada más. (Denn wer die Qual hat, dem ist die Wahl geschenkt.)
Para nosotros la palabra el poder es una palabra pleonástica superflua, tanto más el poder en la realidad simulada y vergonzosa de un parlamento, porque forma parte de la iatrarquía (HEILsgewalt) que hay que abolir, al igual que todo lo médico. Como FRENTE DE PACIENTES confrontamos esta iatrarquía con el Juicio Final de la Enfermedad (Krankheitsweltgericht) y llamamos a todo poder
iatrarquía, porque toda clase de poder se somete a las reglas y a las normas de la medicina. Diciendo eso, sabemos que podríamos hacernos entender incluso a los médicos con tal que quisiéramos ser entendidos por ellos.
Lo que verdaderamente queremos es lo que casi todos quieren:
Saber arreglarse juntos con la enfermedad.
Os invitamos a hacer algo para vosotros, haced FRENTE DE PACIENTES vosotros mismos. No hace falta que nos liquidéis al punto, tampoco mediante inactividad (auch nicht beihilfsweise mittels Untaetigkeit). Haced simplemente lo que esté mejor, haced que seamos superfluos.
Porque todavía lleváis y transmitís la enfermedad en lugar del uno y único hombre que es ambas cosas al mismo tiempo: una unidad y verdaderamente un individuo (anstelle des Einen, Einzigen, Neuen Menschen). Pero toda la responsabilidad la llevamos nosotros. Lo que lleváis vosotros es una carga. ¿Pero qué es más fácil y ligero? ¡Alumbrad para dar a la luz vuestra enfermedad,
alumbráos a vosotros mismos, para que finalmente podáis levantaros (kommt nieder, um Euch zu erheben), sin ser separados por hormigón armado, por veneno y escalpelo, por artículos y partículas; levantáos enteramente, es decir completamente, perfectamente y para todos los tiempos, tanto fuera como dentro, con y sin SANAtorio (HEILanstalt),
pero nunca más SANO (HEIL)!
Fuerte por la enfermedad – Frente de Pacientes (Aus Krankheit stark Patientenfront), parte de una emisión radiofónica de "Radio Dreyeckland" del 21 y 31 de enero 1983, véase: la bibliografía de los textos de la enfermedad.
Tomado de: SPK – Hacer de la Enfermedad un Arma
PF/SPK(H), 15.04.2011